Con el avance de la distensión entre Cuba y EEUU numerosos puertos de la isla podrían convertirse pronto en escala obligada de una gran cantidad de cruceros que hoy navegan por el Caribe, siempre lejos de las costas cubanas, pero muchos comentan que “tendremos que conformarnos con ver los barcos desde el malecón”. Con el avance de la distensión entre Cuba y EEUU numerosos puertos de la isla podrían convertirse pronto en escala obligada de una gran cantidad de cruceros que hoy navegan por el Caribe, siempre lejos de las costas cubanas, pero muchos comentan que “tendremos que conformarnos con ver los barcos desde el malecón”.
Por el momento, el disfrute de esos viajes de placer está vetado para los cubanos, pues aunque las leyes migratorias se han flexibilizado ostensiblemente, no parece haber cambiado una añeja disposición del gobierno que prohíbe a los isleños salir del país en barcos aun cuando todos sus documentos estén en orden.
“Son las cosas inexplicables de este país. Tú puedes viajar en avión, pero en barco, solo a la Isla de la Juventud, o en la lanchita de Regla, para cruzar la bahía”, comentaba un joven universitario al leer en la prensa que a partir de diciembre la línea italiana MSC tomará La Habana como base para sus travesías, con turistas europeos.
Las causas de la extraña medida se pierden ya en la Historia, y según algunos, fue aplicada para evitar el secuestro de embarcaciones por personas que querían emigrar a la fuerza hacia Estados Unidos.
También se ha anunciado para más adelante el inicio de viajes de cruceros de la compañía estadounidense Carnival e incluso la participación de varias navieras en la reapertura de la ruta de ferris entre La Habana y La Florida.
Pero, al parecer, esos viajes estarán destinados solo a los estadounidenses, pues tampoco los cubanos residentes en Miami podrán acceder a ellos, por el momento, según cuentan muchos que residen del otro lado del estrecho.
