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La principal discográfica cubana también «restablece relaciones» con EEUU

Radio Bemba

El «choteo», esa peculiar característica del cubano que lo mueve a burlarse hasta de sus desgracias, no podía dejar de hacer mella de un tema tan sensible como el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EEUU. Tampoco la industria discográfica. El «choteo», esa peculiar característica del cubano que lo mueve a burlarse hasta de sus desgracias, no podía dejar de hacer mella de un tema tan sensible como el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EEUU. Tampoco la industria discográfica. El principal responsable de esta peculiar alianza de intereses ha sido nada menos que uno de los representantes más aplaudidos del humorismo en la Isla en las últimas décadas.

El cantautor Alejandro García, conocido simplemente como Virulo, acaba de presentar su disco “Cuba sí, yanquis qué”, título que anuncia claramente por donde van los tiros. Con esta simpática denominación, García parafrasea la consigna patriótica “Cuba sí, yanquis no”, surgida al calor de los primeros encontronazos entre la revolución liderada por Fidel Castro y el vecino del norte.

El fonograma que ya circula en las redes internacionales fue lanzado en el mercado nacional por la principal discográfica del país, la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), con una decena de composiciones de Virulo. En ellas, prima un humor cáustico que llega a ser negro en ocasiones, sin caer nunca en lo chabacano, para describir, a su manera, algunos de los cambios que se supone afectarán la vida cotidiana de los cubanos con el reinicio de las relaciones entre los dos países.

Los títulos de algunas de las piezas sirven de botón de muestra: “Cuba sí, yanquis qué”, “Un cubano en Holanda”, “El Cura y la bicicleta”, “Dora la deportada” y “Tía Cuca”.

Esta última, por ejemplo, narra la historia de la tía Cuba, que viaja a EEUU de visita y muere allí de un infarto. Los parientes de Miami la devuelven a sus familiares en Cuba en un sólido sarcófago repleto de regalos y con una carta en la cual explican para quien es cada uno de los presentes y recomiendan de paso que utilicen la madera del féretro para hacer muebles y el satín de la vestidura para el traje de la “fiesta de 15” de una primita.

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