Aunque algunos decían que las cosas iban a cambiar, el parque de los lamentos sigue igual, justo frente a la funeraria de Calzada y K, en La Habana. Allí, algunos cubanos esconden sus lágrimas en sus bancos, y muchos otros se refugian a la sombra de sus árboles mientras esperan su turno para entrar a la ahora embajada de Estados Unidos a solicitar una visa para viajar a ese país. Aunque algunos decían que las cosas iban a cambiar, el parque de los lamentos sigue igual, justo frente a la funeraria de Calzada y K, en La Habana. Allí, algunos cubanos esconden sus lágrimas en sus bancos, y muchos otros se refugian a la sombra de sus árboles mientras esperan su turno para entrar a la ahora embajada de Estados Unidos a solicitar una visa para viajar a ese país.
En los días cercanos a la apertura oficial de la sede diplomática, alguien hizo circular en ámbitos cercans a Radio Bemba que, con tal motivo, le concederían visado a todos los que estaban convocados para esas fechas. Y muchos se tragaron esa versión y se entusiasmaron.
Pero «la bola» se deshizo con la misma rapidez con que circuló. Siguen siendo muy pocos quienes salen radiantes de la oficina, y muchos más quienes lo hacen indignados, como una señora que dice haber viajado cuatro veces a Miami y ahora, sin saber por qué, recibió una negativa.
“Me preguntaron quién me invitó y si tenía familia en Miami. Nada más. Suficiente para decirme que no estaba aprobada. ¿Y dicen que las cosas van a cambiar?», se quejaba la mujer.
Y hay hasta quienes lloran, asegurando que no volverán más a pasar el mal rato. Aunque es probable que dentro de unos meses estén de nuevo sentados en el parque de los lamentos esperando por la buena suerte.