Tal como anunciaron las autoridades cubanas a comienzo del año la cosecha de papas superó de manera muy notable la de 2014, aunque aún resulta insuficiente, pues ya el apetecido tubérculo despareció de los mercados del país y muchos comienzan a adaptarse a la idea de que no las verán más hasta el próximo año y a sustituirlas por otras viandas como la yuca, el boniato o los plátanos machos. Tal como anunciaron las autoridades cubanas a comienzo del año la cosecha de papas superó de manera muy notable la de 2014, aunque aún resulta insuficiente, pues ya el apetecido tubérculo despareció de los mercados del país y muchos comienzan a adaptarse a la idea de que no las verán más hasta el próximo año y a sustituirlas por otras viandas como la yuca, el boniato o los plátanos machos.
El abastecimiento cubrió prácticamente los meses de febrero a agosto, muchos más que en 2014, cuando ya en abril no quedaba una papa en los mercados agropecuarios.
La escasez del producto se ha debido, según las autoridades del Ministerio de la Agricultura, a los altos costos del cultivo, que demanda importar cantidades importantes de semillas, fertilizantes, insecticidas y otros insumos, cuando la política del país es recortar dentro de lo posible los millonarios gastos en las compras de alimentos.
El tema ha sido centro del proverbial espíritu de choteo de los cubanos que, aprovechando la ocasión de la visita del papa Francisco, han recurrido a no pocos juegos de palabras, como afirmar que “llegó el Papa pero se fueron las papas” o criticar al Ministerio “por traer al país solo tres papas en 17 años”.
