Al igual que el pasado año, la cosecha de aguacates en Cuba parece no tener fin, y aunque tradicionalmente es una fruta de estación propia del verano, a punto de comenzar octubre continúan “pululos” los carretilleros que lo pregonan en todas las ciudades del país. Al igual que el pasado año, la cosecha de aguacates en Cuba parece no tener fin, y aunque tradicionalmente es una fruta de estación propia del verano, a punto de comenzar octubre continúan “pululos” los carretilleros que lo pregonan en todas las ciudades del país.
Aunque reconocido por los botánicos como una fruta, para los cubanos el aguacate no es otra cosa que la mejor de las ensaladas, pues no necesita el acompañamiento de ningún otro vegetal y basta polvorearlo con un poco de sal para disfrutar de un manjar.
Por supuesto, los precios resultan un muro infranqueable para que muchos puedan consumirlo con mayor asiduidad, pues aunque han disminuido como consecuencia de la desmesurada oferta, es casi imposible hallar alguno por debajo de los cinco pesos cubanos (CUP). Pero aún así, en estos meses, cuando el tomate y otros vegetales escasean y cuestan demasiado, su presencia se hace casi imprescindible en sofisticados platos de restaurantes de lujo o en la mesa de una humilde familia, donde, para muchos, un plato de arroz con huevos fritos, plátano maduro y aguacate, no solo es una “salida de emergencia”, sino también una combinación perfecta.
