Cada vez son más los emprendedores cubanos que dejan atrás la idea de conformarse con un simple “timbiriche” y se lanzan a empeños mayores, ya sea con un capital propio, con el aporte de varios inversionistas o con la ayuda que llega subrepticiamente por ahora de algún pariente afincado en el exterior. Cada vez son más los emprendedores cubanos que dejan atrás la idea de conformarse con un simple “timbiriche” y se lanzan a empeños mayores, ya sea con un capital propio, con el aporte de varios inversionistas o con la ayuda que llega subrepticiamente por ahora de algún pariente afincado en el exterior.
Tal parece ser el caso de “Al pan pan” dedicado a la producción de pan y dulces y que ya cuenta con puntos de venta en varios municipios de La Habana, con una oferta que incluye una variada repostería, diferentes tipos de panes, incluidos los de hamburguesas y perros calientes, y hasta bases para pizzas.
Todo, debidamente empaquetado, a un precio único de 25 pesos cubanos (CUP) o un peso convertible (CUC).
En su empeño los propietarios del nuevo negocio aprovechan las muchas necesidades de consumo acumuladas durante tantos años, y sobre todo, las brechas que deja un mercado estatal insuficiente, ya sea el de CUP o el de las Shoping, lastrados ambos muchas veces por la mala calidad.
La creciente clientela de Al pan pan dice la última palabra: “Los productos son caros, pero menos que los de Sylvain (cadena de dulcerías en CUC) y con una calidad “igual o incluso mejor”, y en comparación con el pan “de la libreta, ni hablar”.
