Los hoteles de La Habana están al tope de sus capacidades según se dice a nivel de calle, porque ya hasta los particulares que alquilan habitaciones tienen que “hacer maromas” para acomodar a los visitantes que los contactan desde el extranjero o incluso tocan a su puerta directamente. Los hoteles de La Habana están al tope de sus capacidades según se dice a nivel de calle, porque ya hasta los particulares que alquilan habitaciones tienen que “hacer maromas” para acomodar a los visitantes que los contactan desde el extranjero o incluso tocan a su puerta directamente.
Carmela, una propietaria de la barriada de Miramar que muy pocas veces ha logrado tener ocupadas las tres habitaciones que dedica a alquilar, afirma que de “un tiempo a esta parte no doy abasto” y ya no son solamente simples turistas los que disfrutan de sus alojamientos.
“Tengo instalados hasta a unos comerciantes europeos que van a participar en la Feria Internacional de La Habana que empieza este lunes, y que su empresa no pudo acomodar en ningún hotel del estado porque les dijeron que no había capacidades”.
Según Carmela “lo que hay es una furia y hay que aprovechar la buena racha. Yo ya he tenido hasta unos cuantos americanos aquí, y cada vez son más los que llegan en grupos o con las familias, pero también europeos, incluso rusos y polacos, lo mismo para pasear que para hacer negocios, y hasta a la gente que alquila en los barrios más alejados el negocio le está yendo viento en popa”.
