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La piratería cultural en Cuba, aún inmune a la nueva etapa de cambios

A pesar del embargo, los cubanos han disfrutado desde hace mucho tiempo de programas de televisión pirateados, hasta tal punto que el mercado negro de estos productos culturales se podría considerar que está normalizado en la Isla. Sin embargo, muchos vaticinan que con el nuevo periodo que se abre con la normalización de las relaciones con Estados Unidos, esta situación podría llegar a su fin. A pesar del embargo, los cubanos han disfrutado desde hace mucho tiempo de programas de televisión pirateados, hasta tal punto que el mercado negro de estos productos culturales se podría considerar que está normalizado en la Isla. Sin embargo, muchos vaticinan que ante el nuevo periodo que se abre con el restablecimiento de relaciones con EEUU esta situación podría llegar a su fin.

Sobre todo en lo que se refiere a los negocios de venta de discos de música y películas, que podrían pasar a la clandestinidad como tantas otras cosas en Cuba. Sin embargo, en lo que se refiere a los canales de la televisión cubana que emiten contenidos estadounidenses sin pagar derechos de autor, existe una mayor disparidad de opiniones.

Así, aunque algunos expertos consideran que el ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión) tendrá que empezar a pagar por todas las películas y series de televisión norteamericanas que en la actualidad se emiten pirateadas, esta no es la opinión más extendida. El motivo principal es que se considera que a las autoridades cubanas no les interesa entrar en esa dinámica ya que, de ser así, tendrían que permitir la entrada de las Networks privadas ante la práctica desaparición de canales como Multivisión, que se basan en contenidos piratas.

Algo que, en último término, supondría tener que volver rentable, atractiva y hasta competitivo un instrumento, como la televisión, que está concebido, sobre todo, como medio de propaganda ideológica más que como de entretenimiento de masas. Y entonces, como derivada, ya nadie querría ver los canales que se basan fundamentalmente en ese tipo de contenidos «ideológicos» como Cubavisión o TeleRebelde.

Por estos motivos, analistas como Nick Mirrof, del Washington Post, indican en una entrevista con la NPR, que en ningún caso estos cambios serán inmediatos. No solo por la falta de interés de las autoridades cubanas, sino también porque tampoco es una prioridad para EEUU. Mirrof respalda su argumentación señalando que cuando la Secretaria de Comercio de EEUU, Penny Pritzker, visitó Cuba hace unas semanas se refirió a esta cuestión como una de las materias a tratar en el futuro, pero no de manera inmediata. El motivo de fondo sería que EEUU también comete violaciones de patentes cubanas como la apropiación de la marca de ron más famosa de la Isla: Havana Club.

Por lo tanto, es probable que los cambios en este asunto acaben por materialicen, sí; pero a medio y largo plazo. Es decir, tan sólo previas concesiones de EEUU que el Gobierno de la Isla pueda capitalizar. Entonces Cuba estaría más dispuesta a aceptar esos acuerdos que protegen también la propiedad intelectual en materia cultura. No en vano, Cuba ya ha firmado el mayor tratado internacional sobre protección de los derechos de propiedad intelectual, y lo aplica con rigurosidad en relación a otros productos, como, por ejemplo, la ropa deportiva.

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