Las fuertes precipitaciones de las últimas semanas en varias zonas del país han permitido respirar con cierto alivio a los cubanos, que ya estaban seriamente preocupados ante los efectos de una sequía considerada por los especialistas como la más fuerte en muchas décadas. Las fuertes precipitaciones de las últimas semanas en varias zonas del país han permitido respirar con cierto alivio a los cubanos, que ya estaban seriamente preocupados ante los efectos de una sequía considerada por los especialistas como la más fuerte en muchas décadas.
Para mayor suerte, no han sido lluvias catastróficas promotoras de inundaciones, sino las necesarias, lo que ha hecho exclamar que “Dios aprieta pero no ahoga”, tanto a las beatas como a los guajiros, unas reiterando su fe, y los otros contentos por salvar buena parte de los cultivos y su ganado, que ya comenzaba a padecer una seria hambruna.
No obstante la alerta sigue en pie, pues las lluvias solo han significado un ligero alivio, y en las zonas beneficiadas muchos embalses, que casi estaban en cero, ahora disponen, al menos, de cerca de la mitad de su capacidad, y ante tal situación todos aseguran que, algo es algo.
Solo queda esperar que las lluvias no desaparezcan de nuevo, pues en el país ya comenzó la temporada de seca, pero según los meteorólogos el veleidoso fenómeno de El Niño, que siempre pone patas arriba el clima, fue el causante de la sequía, aunque depara un invierno con abundantes precipitaciones, sobre todo a partir de diciembre.
