Las clases particulares de idiomas en Cuba constituyen un negocio floreciente, aupadas por la creciente inserción de la isla en el panorama mundial, y más ahora cuando el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos abre nuevas perspectivas para el intercambio con ese país. Las clases particulares de idiomas en Cuba constituyen un negocio floreciente, aupadas por la creciente inserción de la isla en el panorama mundial, y más ahora cuando el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos abre nuevas perspectivas para el intercambio con ese país.
El inglés, entonces, está de moda y es una necesidad, para facilitar los negocios o incluso para quienes piensan emigrar, casi siempre hacia E.U. como asegura Anita, una profesora universitaria, que ya tiene matriculado en un curso a su nieto de cinco años “porque de niño se aprende mejor y seguro le será útil para el futuro”.
Según algunos el estudio de leguas extranjeras permite “medir el ambiente”, pues cuando existía la Unión Soviética, aprender ruso era una prioridad, y también checo, polaco o húngaro, mientras que en los años 90, con el destape del turismo europeo, en las academias se atestaron las aulas de italiano, francés o alemán.
Ahora también hay quienes, quizá con demasiada luz larga, se lanzan a estudiar el chino, aunque las reticencias son muchas porque para muchos “esos dibujitos no hay quien los entienda”, mientras otros, más prácticos, aseguran que “los chinos también hablan inglés”.
