Los nuevos emprendedores cubanos andan “con la chispa encendida” buscando cuanto nicho de mercado dejan libre sus competidores y las adormiladas empresas estatales para generar negocios que le permitan salir adelante con buenas perspectivas de progresar económicamente. Los nuevos emprendedores cubanos andan “con la chispa encendida” buscando cuanto nicho de mercado dejan libre sus competidores y las adormiladas empresas estatales para generar negocios que le permitan salir adelante con buenas perspectivas de progresar económicamente.
Uno de ellos es el servicio de catering –muy a la cubana, valga la aclaración- para satisfacer pedidos de comida tradicional o criolla en las grandes celebraciones familiares, cuando la mayoría de las amas de casa se vuelven locas para arreglárselas en la cocina ante un número de comensales que sobrepasa las posibilidades de su cocina.
Piro y su familia se montaron en el negocio y les va “viento en popa” según él mismo afirma, satisfaciendo encargos para cualquier cantidad de personas.
“En estos días, recuerda, tuvimos un pedido para 40 personas y quedaron encantados” con la oferta: Un cerdo completo asado de 40 kilogramos, arroz “congrís”, yuca con mojo, tamales, “fufú” de plátanos y ensalada, todo puesto en la puerta de la casa “y hasta el puerquito iba adornado con un tabaco y un sombrerito de guano”.
Todo por 125 pesos convertibles (CUC), un precio prohibitivo para la mayoría, pero más que económico para los nuevos ricos, que cada vez son más y tienen a Piro “que no da abasto”.
