Uno a su manera, el otro a la suya, lo cierto es que ambos mandatarios reconocieron que en 15 de meses de restablecidas las relaciones diplomáticas entre los dos países, ambos se sentían conformes con todo lo que se había avanzado. Uno a su manera, el otro a la suya, lo cierto es que ambos mandatarios reconocieron que en 15 de meses de restablecidas las relaciones diplomáticas entre los dos países, ambos se sentían conformes con todo lo que se había avanzado.
Obvio que Barack Obama no dejó escapar ante la prensa esos principios de punta de lanza referidos a los derechos humanos y al papel de la iniciativa privada en el desarrollo de la nación.
Raúl Castro, por su parte, además de reconocer el esfuerzo de su homólogo en suavizar el embargo o bloqueo, aclaró que a pesar del buen camino que tomaban las conversaciones oficiales, la eliminación del embargo y la devolución de la base naval de Guantánamo eran fundamentales para el éxito de este reencuentro entre dos países beligerantes por más de medio siglo.
“Estamos dando pasos para una relación de nuevo tipo como las que nunca han existido entre Cuba y EEUU”, aseguró el presidente cubano, quien además apuntó que “existen enormes diferencias entre nuestros países que no van a desaparecer”.
Obama, que minutos antes en la colocación de la ofrenda floral ante José Martí, Apóstol de la independencia cubana, había roto el protocolo para hacerse una foto con la imagen del Che Guevara a sus espaldas (leña al fuego de quienes le han tildado hasta de comunista), mostró una tranquilidad y buen humor que impresionó a muchos, dijo una frase que no pocos cubanos la han repetido varias veces. “Bueno, lo malo de hoy puede ser bueno mañana”.
La visita, en fin, ha tenido buenos resultados para los dos partes. Obama seguirá en sus esfuerzos por levantar el embargo o cuanto menos aliviarlo, y junto a Castro elaboran e identifican nuevas operaciones comerciales. Acaban de firmar un acuerdo de colaboración en tema tan estratégico como la agricultura y desde ya Cuba podrá adquirir medicamentos en EEUU.
Si después de las declaraciones cada uno se mira ante el respectivo espejo y demuestra malestar porque las cosas no han salido bien, habrá que preguntarle al mismo Dios que todo lo ve según los cristianos.
Tal es la impresión de que cada uno está satisfecho con lo que le ha correspondido hacer, que han tomado como regla común aceptar y respetar las diferencias en un largo, pero que muy largo recorrido de reconciliación y defensa de intereses opuestos.
