Los precios de los productos agropecuarios en los mercados de La Habana y otras ciudades, cuya estampida en los primeros días del año provocó un escándalo nacional, han comenzado a bajar ostensiblemente, lo que muchos consideran “casi un milagro”, mientras que los escépticos dicen que “vamos a ver cuánto duran”. Los precios de los productos agropecuarios en los mercados de La Habana y otras ciudades, cuya estampida en los primeros días del año provocó un escándalo nacional, han comenzado a bajar ostensiblemente, lo que muchos consideran “casi un milagro”, mientras que los escépticos dicen que “vamos a ver cuánto duran”.
Pero lo cierto es que productos como los tomates, que llegaron a costar 25 pesos convertibles (CUP) la libra (450 gramos), ahora se encuentran incluso a 3 CUP; el boniato ha bajado de cuatro a 1,50, y la malanga de 14 a siete, mientras la libra de cebolla, que rondó los 20, anda por diez.
Todo indica que, entre otros factores, las autoridades llamaron a capítulo a los mercados estatales, donde los precios estaban al nivel de los comerciantes privados, y que se ha aplicado mano dura a los especuladores, que retenían grandes cantidades de productos para sacarlos al mercado cuando se disparara la demanda.
No obstante, muchas amas de casa aseguran que los precios siguen altos en comparación con los salarios de la mayoría, pero coinciden en que los alimentos “ya son más asequibles” y esperan que, si el abastecimiento de los mercados estatales se mantiene como ahora, los privados también tengan que mejorar sus ofertas.
