La eliminación de la dualidad monetaria es uno de los problemas más escabrosos de las transformaciones que llevan a cabo las autoridades cubanos, las cuales aunque la consideraban una de las medidas prioritarias de los pasados cinco años para echar adelante la economía, no han podido o no se han decidido a llevarla a cabo. La eliminación de la dualidad monetaria es uno de los problemas más escabrosos de las transformaciones que llevan a cabo las autoridades cubanos, las cuales aunque la consideraban una de las medidas prioritarias de los pasados cinco años para echar adelante la economía, no han podido o no se han decidido a llevarla a cabo.
El tema es recurrente en los corrillos de Radio bemba, donde siempre que se aplica alguna disposición que tenga que ver con el bolsillo de la gente, se remueve el panal y comienzan de nuevo los comentarios de que “ya anda cerca el cambio de moneda”.
Como ahora, cuando el cambio de precios de unos 70 renglones de productos de la canasta familiar «para contribuir a revalorizar el peso cubano(CUP)» ha levantado las sospechas de que, por fin, el peso convertible (CUC) dejará el camino libre al CUP.
Ese es el criterio de muchos para quienes esa medida va más allá y auguran que incluso el CUP mejoraría su paridad frente al CUP para colocarse, quizá, a 15 por uno, porque, afirman, “de nada vale cambiar una moneda por otra si lo demás se queda igual”.
El propio presidente Raúl Castro en su informe al recién concluido congreso del Partido Comunista dijo que la solución del asunto no quedará para las calendas griegas, por lo cual todos esperan que dentro de poco “el peso vuelva a ser el peso”.
