El ‘deshielo’ en las relaciones entre Cuba y EE.UU. ha hecho que una amplia gama de pequeñas y medianas empresas estadounidenses sueñen con hacer negocios con la Isla por primera vez en más de medio siglo, tal y como ha reflejado Joyce M. Rosenberg en un reportaje publicado por AP. El ‘deshielo’ en las relaciones entre Cuba y EE.UU. ha hecho que una amplia gama de pequeñas y medianas empresas estadounidenses sueñen con hacer negocios con la Isla por primera vez en más de medio siglo, tal y como ha reflejado Joyce M. Rosenberg en un reportaje publicado por AP. Sin embargo, antes de hacerse realidad, estos deseos deben superar al menos dos tipos de obstáculos.
En primer lugar, pese a que el gobierno de Barack Obama ha tomado medidas para permitir que industrias, como por ejemplo la turística o la de telecomunicaciones, puedan operar en Cuba; la mayoría de las exportaciones y demás contactos comerciales siguen vetados por el embargo aún vigente. Sería necesario, por tanto, que el Congreso aboliese esta Ley.
En segundo lugar, también son necesarios cambios desde el otro lado del estrecho de Floria ya que, como señala Rosenberg en su reportaje, las autoridades y líderes empresariales cubanos quieren forjar relaciones comerciales con firmas de Estados Unidos, sí. Pero quieren que los estadounidenses asuman que en Cuba, no hay mercado libre.
Una aspiración que se justifica tanto por la diferente cultura y sistema político del país caribeño, como por el miedo de los cubanos, y especialmente de sus autoridades, a la apertura total de los mercados. Y con ello, a un proceso de transición a una economía de mercado desordenado y traumático como los que se pudieron vivir en el antiguo bloque soviético.
Por ello, al menos por el momento, es seguro que el Gobierno cubano continuará fijando requisitos a las empresas estadounidenses que quieran vender bienes y servicios en la Isla, así como con un cierto control sobre la mayoría de las actividades comerciales. En cualquier caso, se estima que con la progresiva apertura comercial, las exportaciones de EE.UU. a la Isla, irán aumentando desde los 180 millones de dólares actuales hasta el entorno de los 3.300 millones de dólares que realiza, por ejemplo, a El Salvador.
