En pocos días las bolas en La Habana se han convertido en un alud ante los rumores de que el país va de cabeza hacia un “nuevo Periodo Especial”, lo que para muchos se traduce en apagones kilométricos, bicicleta obligatoria a falta de transporte y escaseces a la máxima expresión. En pocos días las bolas en La Habana se han convertido en un alud ante los rumores de que el país va de cabeza hacia un “nuevo periodo especial”, lo que para muchos se traduce en apagones kilométricos, bicicleta obligatoria a falta de transporte y escaseces a la máxima expresión.
Bola al fin, nadie sabe quien lanzó la catastrófica idea, pero muchísimos la dieron por cierta ante las medidas restrictivas aplicadas al uso del combustible y el consumo de electricidad en las empresas estatales sin la oportuna información a la población.
Pero entre los más informados comienza a abrirse paso la idea de que “la sangre no va a llegar al río” más después que Marino Murillo, ministro de Economía, aclaró -al fín- que sí hay problemas por falta de liquidez, pero que las medidas tienen por objetivo, precisamente, evitar los apagones, garantizar los servicios e incluso mantener los estándares actuales de la población y las inversiones que aporten dinero fresco al país.
No obstante, “las tiñosas” esperan los apagones de ocho horas para confirmar sus augurios, el transporte sigue infame, pero nadie ha sacado las bicicletas a la calle, y todos se preguntan si será posible calmar el calor insoportable de julio y agosto “sumando alegrías”, como dicen las campañas publicitarias de este verano.
