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El anticastrismo residual preocupado por el auge del internet ‘regulado’ en la Isla

La nueva fase en las relaciones entre Cuba y EE.UU., así como el progresivo predominio de nuevas generaciones en la población estadounidense de origen cubano, ha ido moderando las posiciones que tradicionalmente se habían manifestado como más contrarias al Gobierno de la Isla desde su vecino del Norte. La nueva fase en las relaciones entre Cuba y EE.UU., así como el progresivo predominio de nuevas generaciones en la población estadounidense de origen cubano, ha ido moderando las posiciones que tradicionalmente se habían manifestado como más contrarias al Gobierno de la Isla desde su vecino del Norte.

Sin embargo, todavía perviven algunas de estas viejas manifestaciones en alguno de sus medios más emblemáticos como es la web Martí Noticias que, como quien no acaba de definirse del todo ante el nuevo panorama, analiza en una de sus últimas entradas el floreciente negocio de Internet en el país caribeño.

Por un lado, este medio señala como en la isla florece toda una serie de pequeñas empresas privadas que no solo se auxilian, sino que dependen completamente de la Internet, como escuelas privadas de informática, elaboradores de trabajos de diploma, creadores de páginas web y softwares, vendedores y gestores de cuentas de Internet, buscadores de información en Internet, vendedores de TV por cable, crackers para proveer softwares ilegales o reparadores de equipos informáticos y vendedores de conexiones a wi-fi.

Un panorama que se basa en la gran formación de la población cubana y que hace que exista un cierto consenso entre los analistas económicos en que junto al reducido precio de la mano de obra y la nueva fase de apertura podría convertir a la Isla en una especie de Silicon Valley o Israel del Caribe.

No obstante, al mismo tiempo y como reflexión en sentido contrario, el análisis que realiza Martí Noticias manifiesta una cierta preocupación por el hecho de que este panorama haya sido posible sin que el Gobierno cuano se haya visto obligado a renunciar a controlar el sector y a una mayor apertura política.

De esta forma, se recoge el testimonio del profesor del Centro de Estudios de Técnicas de Dirección de la Universidad de La Habana, Lázaro J. Blanco Encinosa, quien señala que “el empleo de Internet por los empresarios privados cubanos se ha hecho pese a las medidas y acciones del Gobierno y el Estado cubano, o en el mejor de los casos, sin el necesario apoyo estatal y gubernamental”.

Además se señala que estos nuevos empresarios privados han debido recurrir al «muy activo mercado negro de Internet que ha funcionado en Cuba” con el acceso «a cuentas de correo o Internet asociadas a las redes de sus centros de trabajo a precios mucho más baratos que las conexiones oficiales», y que, aunque ahora, las áreas Wi-Fi ofrezcan más posibilidades «queda en manos del Estado cubano darles las herramientas para que realmente prosperen».

Unas reflexiones en base a las cuales se termina solicitando que las autoridades de la Isla abandonde su actual efoque restrictivo al señalar que «el Gobierno y el Estado» deberían legalizar «quellas actividades que todavía se mantienen en el campo de lo ilegal, aunque por lo general no en el de lo inmoral y lo malévolo».

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