El cambio climático es un hecho, y para Cuba, una isla enclavada en el trópico, las amenazas parecen más urgentes, por lo que autoridades, científicos y hasta ciudadanos de a pie, andan tras la búsqueda de soluciones. El cambio climático es un hecho, y para Cuba, una isla enclavada en el trópico, las amenazas parecen más urgentes, por lo que las autoridades, científicos y hasta ciudadanos de a pie, andan tras la búsqueda de soluciones.
En la calle, muchos aseguran que “el cambio se ve” en un calor cada vez más insoportable y hasta en la vegetación, pues frutales como el mango y el aguacate están floreciendo “fuera de temporada”: en el caso del primero, con retraso; mientras que en el del segundo, adelantado.
Por estos días ha llamado la atención de muchos el trabajo de especialistas del Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales, que han logrado variedades de yuca, boniato, malanga y plátano manipuladas genéticamente para soportar las variaciones climáticas y que –afirman- requieren menor cantidad de agua y son más resistentes a las plagas. Así, según algunos, “cuando no haya arroz, por lo menos tendremos viandas”.
Incluso, por vez primera, los científicos han logrado una semilla de zanahoria de factura nacional cuyo empleo por los agricultores pretenden extender desde ya a todas las provincias del país.
