A medida que pasan las semanas y se va acercando el 8 de noviembre cuando EEUU tendrá nuevo presidente, la interrogante de quién saldrá va cobrando cada vez más interés en los corrillos de La Habana, donde al parecer, en esta ocasión, se nota más interés que nunca antes. A medida que pasan las semanas y se va acercando el 8 de noviembre cuando EEUU tendrá nuevo presidente, la interrogante de quién saldrá va cobrando cada vez más interés en los corrillos de La Habana, donde al parecer, en esta ocasión, se nota más interés que nunca antes.
Porque si hasta que llegó Barack Obama a la Casa Blanca cada nuevo presidente representaba para los cubanos “más de lo mismo”, luego del restablecimiento de las relaciones entre ambos países muchos se preguntan si un nuevo inquilino en la oficina oval seguirá avanzando por ese camino o dará marcha atrás.
A tono con los muy frecuentes análisis de la prensa y de la Mesa Redonda de Televisión que dedica su espacio al tema con numerosos expertos, en la calle se debate a favor y en contra de los candidatos como si también en la isla estuvieran en la disyuntiva de votar por Hilary Clinton o el impredecible Donald Trump.
Y como casi todos quieren el cese del embargo, la mayoría parece apostar por Clinton, esperando que continúe el camino de Obama que “no ha hecho gran cosa aunque ha hecho lo que ha podido”; mientras otros, aunque esperan que Trump “no vire la tortilla”, cruzan los dedos, pues “como está loco, si gana, ni un mago adivina lo que pasará”.
