El “detalle” no fue pasado por alto por los habaneros durante las fiestas de fin de año: el ron, como siempre, estuvo en abundancia en las tiendas y también las cervezas, aunque las de producción nacional “brillaron por su ausencia” en opinión de muchos que querían degustar una Bucanero o una Cristal, porque el tiempo, apenas con un poco de fresco, acompañaba. Pero se quedaron con las ganas. El “detalle” no fue pasado por alto por los habaneros durante las fiestas de fin de año: el ron, como siempre, estuvo en abundancia en las tiendas y también las cervezas, aunque las de producción nacional “brillaron por su ausencia” en opinión de muchos que querían degustar una Bucanero o una Cristal, porque el tiempo, apenas con un poco de fresco, acompañaba. Pero se quedaron con las ganas.
El problema con la escasez de cervezas nacionales ya es de larga data y para muchos no quedan dudas de que no se trata de que la materia prima “no llegó a tiempo” como alegaban los productores en un principio, sino que las pocas fábricas que quedan funcionando ya no dan abasto ante un mercado que crece con un número cada vez mayor de establecimientos privados y más y más turistas que visitan el país.
Algunos en Radio Bemba opinan que se debería buscar algún inversionista extranjero que eche a andar las viejas industrias o construya nuevas plantas y ponen como ejemplo el buen negocio de los franceses de Pernord Ricard con la producción de rones.
Pero mientras, quienes deseen degustar una Bucanero tienen que ir a algún restaurante privado, donde sorprendentemente nunca faltan, o comprar cervezas mexicanas, holandesas, dominicanas o brasileñas, siempre más caras.
