El acuerdo sobre migración entre Cuba y EEUU que desde el pasado 12 de enero eliminó de un plumazo la controvertida política de «pies secos, pies mojados», parece un tema inagotable en Radio Bemba, donde muchos aseguran sin medias tintas que «se acabó el relajo». El acuerdo sobre migración entre Cuba y EEUU que desde el pasado 12 de enero eliminó de un plumazo la controvertida política de «pies secos, pies mojados», parece un tema inagotable en Radio Bemba, donde muchos aseguran sin medias tintas que «se acabó el relajo».
En el Gobierno cubano la noticia fue más que bien recibida, pues se trataba de un viejo reclamo de las autoridades, y en la calle todos coinciden en que tal política lanzaba a muchos cubanos a los tiburones en el mar o a las mafias en el peligroso trayecto desde Ecuador o más allá hasta la frontera de EEUU y México.
Aunque hay quienes incluso han cambiado «de palo para rumba», pues si antes cargaban todas las culpas al gobierno de la isla, ahora alegan que «montarse en una balsa es una decisión personal, y allá ellos». Otros van más a lo humano al preguntarse qué será de quienes no alcanzaron su objetivo, «quemaron las naves y ahora tienen que retornar y recomenzar su vida desde cero».
Y no faltan quienes advierten que «la medida es buena por un lado, pero por otro puede traer problemas, pues si el Gobierno acepta a todos los delincuentes que EEUU quiere devolver, la calle se va a poner mala, a no ser que los metan `directico` en la cárcel».
