Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Trump busca dinamitar el auge en el sector turístico del país caribeño

Jarro de agua fría de Donald Trump sobre la política hacia Cuba. Como se esperaba, el presidente estadounidense utilizó su esperado acto de este viernes en la ‘Little Habana’ de Miami, cuyo electorado fue clave en su victoria frente a Hillary Clinton, para anunciar su plan de retroceder en ‘el deshielo’ en las relaciones entre el suyo y el país caribeño. Jarro de agua fría de Donald Trump sobre la política hacia Cuba. Como se esperaba, el presidente estadounidense utilizó su esperado acto de este viernes en la ‘Little Habana’ de Miami, cuyo electorado fue clave en su victoria frente a Hillary Clinton, para anunciar su plan de retroceder en ‘el deshielo’ en las relaciones entre el suyo y el país caribeño.

No obstante, pese a la fanfarria de sus declaraciones en las que mencionó la necesidad de darle la vuelta a las políticas de Barack Obama hacia la Isla, que calificó como complétamente erróneas; el cambio no será ni mucho menos total. Trump se limitará a introducir esencialmente dos cambios sobre las medidas tomadas por su predecesor que, eso sí, parecen orientados a dinamitar el auge en el sector turístico del país caribeño.

Por un lado, propondrá la aplicación estricta de las excepciones a las que se han estado acogiendo los ciudadanos estadounidenses para visitar la Isla, ya que formalmente el embargo restringe dicha posibilidad. Por otra parte, prohibirá el comercio con empresas cubanas relacionadas con los servicios militares y de inteligencia del país caribeño.

Dos cambios cuyo impacto no es menor dada la cada vez mayor y más trasversal presencia de los grupos controlados por las Fuerzas Armadas en los sectores económicos clave de la Isla como, especialmente, los relacionados con el Turismo; por ejemplo, su participación en las cadenas hoteleras de la Isla o en los locales de restauración de La Habana Vieja, antes en manos de Oficina del Historiador de la Ciudad.

Además, ahora que EE.UU. se ha convertido ya, tras Canadá, en el segundo país que aporta mayor número de visitantes a la Isla, el anuncio de ayer también hace prever que los ingresos del conjunto del sector turístico se verán sensiblemente disminuidos. Pese a la señalada limitación que formalmente suponía el embargo; en la práctica, las 12 excepciones introducidas por la vía ejecutiva por Obama, habían abierto las puertas de la Isla a los viajeros estadounidenses.

En concreto, los viajes «persona a persona» con propósitos educativos o culturales permitían la llegada a la Isla de turistas de EE.UU. sin necesidad de que encajasen de forma demasiado estricta con los requisitos de dicha categoría, dada la escasa supervisión que existía sobre los mismos.

Ahora, sin embargo, se prevé que las nuevas regulaciones que los Departamentos del Tesoro y Comercio deberán comenzar a elaborar en un periodo de 30 días, eliminen la posibilidad de viajes individuales bajo dicha categoría. E incluso en aquellas categorías en las que se mantendría la posibilidad de desplazarse individualmente, como en los viajes religiosos, artísticos o periodísticos, se preve una supervisión mucho más estricta y un aumento de las multas.

No obstante, continuarán en vigor medidas tan significativas del periodo de ‘deshielo’ como el restablecimiento de relaciones diplomáticas, los vuelos y cruceros directos entre los dos países, la posibiliad de enviar remesas desde EE.UU. a la Isla, de que los viajeros que regresen de la Isla importen sin limitaciones productos como ron y cigarros siempre que sean para su uso personal, o la reversión de la política ‘pies secos, pies mojados’.

Incluso las empresas estadounidenses que ya tienen negocios en marcha en Cuba, se prevé que puedan continuar incluso aunque se vean afectadas por las nuevas restricciones. Este sería el caso, por ejemplo, de Starwood Hotels & Resorts Worldwide, quien bajo su mayor marca, Sheraton, gestiona el Four Points de La Habana, En todo caso, tras el anuncio de ayer, todo apunta a que dicho establecimiento permanecerá, al menos por el momento, como el único de una cadena hotelera estadounidense en la Isla.

Una circunstancia detrás de la cual hay voces que han querido ver los intereses empresariales del presidente estadounidense. Así, Trump, quien como es sabido, posee también negocios hoteleros e inmobiliarios encontraría entre sus motivaciones a la hora de concretar el anuncio de ayer la de limitar las posibilidades de desarrollo de negocio de sus competidores.

Con todo, la principal razón tras el anuncio del presidente estadounidense parece orientarse más a satisfacer a sus simpatizantes de la línea dura del exilio cubano, y a figuras clave del mismo como el senador Marco Rubio o el congresista Mario Díaz-Balart, presentes en el acto de ‘Little Habana’.

Y, al mismo tiempo, mantener en vigor las suficientes medidas como para no alienar por completo a otros grupos fundamentales de la base electoral republicana; sin embargo, opuestos a la marcha atrás en el deshielo, como, por ejemplo, empresarios e inversores con intereses potenciales en la Isla. Un equilibrio entre estos dos sectores que, probablemente, sea el que determine el desarrollo concreto de la nueva política estadounidense hacia Cuba.

Más información

Scroll al inicio