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Trump cambia su versión, culpa a Cuba y su Gobierno le desmiente

Después de que durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmase este lunes que consideraba a Cuba «responsable» de los supuestos ataques sónicos sufridos por su personal diplomático en la Isla, su portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, no ha tardado en salir a matizar esas declaraciones. Después de que durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmase este lunes que consideraba a Cuba «responsable» de los supuestos ataques sónicos sufridos por su personal diplomático en la Isla, ,su portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, no ha tardado en salir a matizar esas declaraciones.

Por no decir que a dementirlas directamente. Y es que si Trump había afirmado en referencia a los extraños incidentes en la Isla, de origen aún indeterminado, que pese a reconocer que se traba de «un ataque muy inusual» creía «que Cuba es responsable»; Nauert ha afirmado ahora que su administración no ha cambiado su punto de vista.

Pero, la realiad es que, al menos oficialmente, la posición de Washington había sido hasta la fecha la de que no procedía culpar a las autoridades cubanas por unos hechos aún no esclarecidos. De hecho, Nauert, para justificar a Trump, se volvió a referir a que Cuba es responsable de proteger al personal diplomático extranjero y que en ese sentido se dirigía la acusación del presidente.

Es decir, la funcionaria del Departamento de Estado aludió a la misma excusa utilizada por la administración Trump para justificar la reducicción al mínimo de su personal en la embajada en La Habana, y provocar así la suspensión en la emisión de visados o limitar sus servicios consulares a trámites de emergencia. Y también para ordenar la expulsión de 15 funcionarios de la embajada cubana en Washington.

Pero lo cierto es que pese a que Cuba ha manifestado en varias ocasiones su voluntad de cooperar en la investigación todavía en curso y a que, en una rara muestra de colaboración, permitió a agentes de FBI estadounidense viajar a La Habana para avanzar en la misma; las declaraciones de Trump son una prueba más del fin del ‘deshielo’ en la relación bilateral.

Una dinámica que la pasada semana ya había avivado el jefe de Gabinete de Trump, John Kelly, al afirmar que el gobierno cubano «pudo detener los ataques». Con todo, la sucesión de contradeclaraciones en torno a este asunto son también una muestra de la tensión existente entre la retórica incendiaria del gobierno del neoyorquino y la voluntad proclive a los negocios de gran parte del mismo.

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