En los últimos días Radio bemba ha tenido un nuevo y vasto tema de conversación tras el terremoto registrado el 9 de enero en el Caribe Occidental a 450 kilómetros al suroeste de la Isla de la Juventud, la segunda mayor del archipiélago cubano, y que se sintió, no solo en Nueva Gerona, su capital, sino en la occidental provincia de Pinar del Río y hasta en los edificios altos de La Habana.
En los últimos días Radio bemba ha tenido un nuevo y vasto tema de conversación tras el terremoto registrado el 9 de enero en el Caribe Occidental a 450 kilómetros al suroeste de la Isla de la Juventud, la segunda mayor del archipiélago cubano, y que se sintió, no solo en Nueva Gerona, su capital, sino en la occidental provincia de Pinar del Río y hasta en los edificios altos de La Habana.
La mayor ansiedad la despertó en algunos el aviso del Centro de Alerta de Tsunamis del Caribe sobre las posibilidades que un fenómeno de esa índole abatiera las costas del sur de Cuba, algo que se apresuraron a explicar en su justa medida las autoridades del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas.
En Cuba la tierra tiembla, sobre todo en el oriente del país, y los movimiento sísmicos son de poca magnitud, aunque las autoridades advierten constantemente que la población debe estar preparada para uno de mayores proporciones, y por ello las alarmas saltaron con este, que ?sorprendió? en el otro extremo de la nación y con 7,6 grados en la escala de Richter.
Y aunque las consecuencias no pasaron del susto, quienes vivieron esta experiencia aseguran que no quieren volver a sentir ?como la tierra se menea?.
