Cuba, donde hasta hace pocos años era un pecado capital el profesionalismo, no ha tenido otra opción que adaptarse también en este campo a la realidad actual, como una vía para evitar la sangría de atletas de primer nivel hacia otros países y hallar una vía más para costear el mantenimiento y desarrollo de las diferentes actividades deportivas.
Cuba, donde hasta hace pocos años era un pecado capital el profesionalismo, no ha tenido otra opción que adaptarse también en este campo a la realidad actual, como una vía para evitar la sangría de atletas de primer nivel hacia otros países y hallar una vía más para costear el mantenimiento y desarrollo de las diferentes actividades deportivas.
Así, según informó la agencia deportiva cubana Cubadeportes, hasta diciembre del pasado año se habían insertado un total de 128 atletas en clubes internacionales de América, Europa y Asia, fundamentalmente en béisbol, ciclismo, lucha, voleibol, baloncesto y hasta futbol, en el cual, al calor de la ?fiebre? de los últimos años, comienzan a sobresalir alguna que otra figura, al menos en el ámbito caribeño.
En el beisbol, el deporte nacional, varios nombres han descollado en las ligas japonesas, cobrando contratos millonarios, aunque estos no se acercan ni remotamente, a las despampanantes cantidades de dólares que ganan los que han dado el salto a las Grandes Ligas de Estados Unidos.
Sin embargo, estas solo admiten, a consecuencia del embargo-bloqueo, a aquellos que, previa firma del documento correspondiente, rechazan residir en su propio país y, por supuesto, transferir ni un centavo a la isla, algo que no se le exige a nadie más.