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«Cuban Food Stories»: Sabor cubano en la Berlinale

La Berlinale

¿A qué sabe Cuba? ¿Cómo es su tradición culinaria? El film «Cuban Food Stories», que celebró ayer su estreno mundial en la Berlinale, intenta dar respuesta a éstas y otras preguntas a través de un «road trip» por la isla para descubrir los sabores más auténticos y las historias detrás de la cocina cubana.

¿A qué sabe Cuba? ¿Cómo es su tradición culinaria? El film «Cuban Food Stories», que celebró ayer su estreno mundial en la Berlinale, intenta dar respuesta a éstas y otras preguntas a través de un «road trip» por la isla para descubrir los sabores más auténticos y las historias detrás de la cocina cubana.

Después de diez años viviendo en Estados Unidos, el cineasta cubano Asori Soto decidió regresar a su país natal para buscar los sabores perdidos de su infancia. A través de 82 minutos, el espectador acompaña al director en su viaje en busca de tradiciones culinarias que sobrevivieran a la caída de la Unión Soviética.

«Después de muchos años viviendo en Nueva York, decidí regresar a Cuba como una forma de reconectar con mis raíces», declara en entrevista con dpa el director con motivo del estreno de su película en la sección de Cine Culinario de la Berlinale, que será acompañada después con una cena a cargo de la chef Sonja Frühsammer, con una estrella Michelín, que rendirá homenaje a la cocina cubana.

«Crecí en Cuba durante los momentos más malos que había como era el periodo especial, donde perdimos absolutamente todo, desde la comida que entraba de fuera hasta la gasolina, no teníamos de nada», recuerda sobre el largo período de crisis económica que comenzó como resultado del colapso de la Unión Soviética en 1991.

Durante este tiempo, «la comida cubana se dañó mucho», indica. «Al no tener ingredientes nadie sabía con qué iba a cocinar y la gente empezó a perder la pasión por cocinar», explica Soto sobre un periodo que él mismo sufrió y que le hacía irse a la cama a veces con sólo agua con azúcar, un pan con sal y un poco de aceite en el estómago. «La gente perdió toda la pasión. Fue un periodo muy duro en Cuba».

Cuando abandonó su país fue cuando comenzó a probar la cocina de todo el mundo. «Me enamoré de eso, porque era una forma que tenía de viajar a otros lugares». Para Soto no hay mejor manera de conocer un país que a través de su cocina. Fue esta pasión lo que le llevó a embarcarse en este proyecto para conocer la comida de su propio país.

El documental habla de la comida, la sociedad y la cultura de la isla. A través de nueve historias, Soto explora la gastronomía actual de Cuba y las personas que hay detrás de este arte, desde pescadores hasta campesinos y personas que regentan un puesto callejero acompañado todo ello de bellas imágenes de la isla.

«Fue muy interesante, porque si bien se habían perdido muchas tradiciones, hubo mucha gente que no perdió las tradiciones, porque eran pescadores y siguieron siéndolo. O en medio de la nada, donde no llega nadie, pero ellos siempre comieron camarón con leche de coco, porque era lo que tenían. Son platos de la cocina cubana, que nadie conoce. Todo el mundo sabe del arroz con frijoles y cerdo», comenta.

Para Soto fue una «gran sorpresa» ver que había personas que trataban de mantener la cultura culinaria del país. Mientras, los jóvenes tratan de encontrar un nuevo panorama culinario en Cuba, pero mirando su propio país. «Hay mucha gente que ha dicho: tenemos todos estos sabores acá, vamos a innovar con ellos».

En su opinión, si bien Cuba ha sido un país muy dividido políticamente, donde familias se han dejado de hablar porque unos se han ido a Estados Unidos y otros no, o donde había muchos recelos económicos entre la gente, la comida se convirtió en un lenguaje común. «Todos estábamos hablando de algo que a todos nos gustaba», declara.

Jagua, las montañas del Escambray, Trinidad, San Juan de los Remedios, Gibara, Sierra Maestra, Baracoa, Viñales y La Habana son los lugares escogidos por el director para sumergir al espectador en unas tradiciones culinarias que cambian con el tiempo.

Todo influye en la cocina. «La comida auténtica de un país también va evolucionando con el tiempo». Desde hace unos años el país vive un periodo de apertura que también ha supuesto un impulso a la cocina cubana y ha hecho que los jóvenes creen una neuva cocina cubana.

Si bien el largometraje embarca al espectador en un viaje por los sabores cubanos, Soto no cree que se pueda recomendar un plato en concreto, aunque cuando él piensa en un sabor de Cuba le viene a la cabeza la ropa vieja de carnero.

A su modo de ver depende de a dónde vaya cada uno, pero lo más importante es que la gente que visite el país acuda «sin prejuicios».

«Hay un problema de suministros en Cuba que hace que lo que yo recomiende ahora pueda ser distinto dentro de una semana. Tienen que cambiar la receta y adaptarse. Ser muy creativos al respecto», explica, aunque una cosa tiene clara, y es que en todos los lugares hay cosas muy ricas para lo que es necesario que también acudan a las casas de la gente a comer y que prueben todo sin recelos.

En su opinión, sigue habiendo actualmente una limitación de ingredientes en Cuba con una producción de ingredientes muy baja. «Se depende mucho de la importación y hay muchas regulaciones por el Gobierno y la importación es casi inexistente. Se importan cosas que no se deberían importar y que se debería cultivar en Cuba, pero faltan incentivos. Esto está empezando a cambiar, pero aún no es suficiente».

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