El Gobierno cubano ha rechazado «enérgicamente» lo que ha definido como un «golpe de estado parlamentario-judicial» contra Dilma Rousseff, quien ha sido revocada hoy como presidenta de Brasil por el senado carioca. Y lo ha hecho en sintonía con otros Gobiernos de la región y respaldando una tesis que la propia mandataria introdujo en su defensa ante la Cámara Alta. El Gobierno cubano ha rechazado «enérgicamente» lo que ha definido como un «golpe de estado parlamentario-judicial» contra Dilma Rousseff, quien ha sido revocada hoy como presidenta de Brasil por el senado carioca. Y lo ha hecho en sintonía con otros Gobiernos de la región y respaldando una tesis que la propia mandataria introdujo el lunes en su defensa ante la Cámara Alta.
Así, el Gobierno de Cuba ha emitido una declaración, ampliamente difundida desde sus redes sociales, en la que señala que entre las verdaderas motivaciones detrás de la destitución de Rousseff se encontraría que «las fuerzas que ahora ejercen el poder (en Brasil) han anunciado medidas privatizadoras sobre las reservas petrolíferas en aguas profundas y cortes a los programas sociales».
https://twitter.com/CubaMINREX/status/771087962045947904
Una tesis que Rousseff defendió el lunes ante el Senado al señalar: «lo que está en juego es la soberanía del país, el petróleo y los derechos de los brasileños». Arguía así que las acusaciones contra ella serían «meros pretextos» para la privatización de activos públicos, incluídas reservas masivas de petróleo.
Y que también el expresidente brasileño y mentor político de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, reprodujo en la carta con la que intentó buscar apoyos entre los diferentes líderes regionales durante esta semana. En este caso, con gran éxito ya que figuras como los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; Bolivia, Evo Morales; y Venezuela, Nicolás Maduro, han salido manifestado su apoyo a los Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) brasileño, al igual que la expresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
Según todos ellos, estaríamos así ante un golpe en la región que como ha explícitado hoy el Gobierno cubano, no es sino «otra expresión de la ofensiva del imperialismo y la oligarquía contra los Gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe, que amenaza la paz y la estabilidad de las naciones».
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