Fuentes de Bruselas han asegurado esta semana que la Unión Europea aún no ha tomado una decisión firme sobre el levantamiento de las sanciones diplomáticas impuestas a Cuba en junio de 2003 tras el desencadenamiento de la última oleada represiva en la Isla.
Sin embargo, la posición mayoritaria parece decantarse por subscirbir el nuevo esquema diplomático que defiende España y que consiste en mantener la Posición Común, pero eliminar las otras penalizaciones, como la de invitar a los disidentes a los actos oficiales de las embajadas.
La liberación de varios disidentes en estos días, que se ha producido tras el restablecimiento del diálogo político entre Madrid y La Habana, demuestra, en opinión de la mayoría de los funcionarios comunitarios que este camino puede dar fruto.
Una idea que se ha abierto paso entre las cancillerías europeas, con sólo dos excepciones, Holanda y la República Checa.
En Bruselas se piensa también que la rápida reacción de EEUU intentando desligar la liberación de los disidentes de las acciones diplomáticas emprendidas por España, es una demostración plausible de que este puede ser el camino correcto y una nueva demostración del fracaso cosechado por las políticas que refuerzan el embargo.
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