Se trata de una especie de plan B, pues según Dorta, si el litigio se resuelve a nuestro favor, “entraremos en el mercado estadounidense con nuestra marca Havana Club. Si no, lo haremos con Havanista, que ya está registrada en ese país. Sería el mismo ron pero bajo una marca nueva, especial para EEUU”. si muchos empresarios en Estados Unidos se frotan las manos soñando con las posibilidades de negocios que se pueden abrir en poco tiempo con un mercado cercano y “virgen” como el cubano, los de la Isla no andan lejos, y entre ellos, los fabricantes de ron saben que ese producto insignia de la Isla lleva las de ganar a pesar de Bacardí y demás.
Sergio Valdés Dorta, director de Exportaciones de la empresa Havana Club, asegura que el conocido ron aspira a ser “el primer ron cubano que se venda allí, cuando sea que se levanten las prohibiciones que aplica el embargo de más de medio siglo de Washington sobre Cuba”.
En eso vienen trabajando mucho antes de que Barck Obama y Raúl Castro anunciaran el pasado 17 de diciembre el inicio de conversaciones para restablecer las relaciones entre los dos países, pues para ahorrarse problemas por un largo litigio con la firma Bacardí por la propiedad de la marca, salomónicamente han decidió tomar el camino más sencillo, y lanzar al mercado el mismo producto pero con otra marca, que deja bien clara la procedencia: ‘Havanista‘.
Se trata de una especie de plan B, pues según Dorta, si el litigio se resuelve a nuestro favor, “entraremos en el mercado estadounidense con nuestra marca Havana Club. Si no, lo haremos con Havanista, que ya está registrada en ese país. Sería el mismo ron pero bajo una marca nueva, especial para EEUU”.
Dorta, que como se dice en Cuba en su campo es “un bicho”, asegura todavía no existe campaña promocional alguna dirigida a EEUU, “la mención del ron como fruta prohibida pudiera ser un buen gancho. ¿Por qué no?”.
En cuanto a las potencialidades, Havana Club parece tener suficientes, pues si comenzó despachando 400.000 cajas anualmente, ya anda por los 4.000.000, con una amplia gama que incluye desde los rones tres, cinco y siete años, hasta al Máximo, una verdadera fruta prohibida para casi todo el mundo, que ronda los 1.700 euros la botella.
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