Desde el pasado 17 de diciembre y los anuncios oficiales de la nueva relación bilateral entre Washington y La Habana, los cubanos se muestran expectantes y a la espera de la lluvia sanadora de dólares que esperan que caiga durante los próximos meses. Desde el pasado 17 de diciembre y los anuncios oficiales de la nueva relación bilateral entre Washington y La Habana, los cubanos se muestran expectantes y a la espera de la lluvia sanadora de dólares que esperan que caiga durante los próximos meses. Algunos analistas, más cautos, sin embargo, consideran que los primeros rastros de ese impulso a la actividad económica que la población de la Isla ansía, llegarán fundamentalmente por dos vías: el desarrollo de las telecomunicaciones, cuyo actual estado precario en Cuba dificulta cualquier desarrollo posible del sistema productivo en el mundo moderno y el sector financiero cuya capacidad crediticia es casi imperceptible. En ambos casos se trata de dos necesidades básicas para el relanzamiento económico que, además, son prácticamente un negocio seguro. O eso argumentan estos cubanólogos, convencidos de que las novedades realmente decisivas se registrarán en esos dos sectores.
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