Los jubilados y vendedores ambulantes que hasta hace poco formaban parte del paisaje del parque Fe del Valle han desaparecido. En su lugar, cientos de jóvenes ocupan los bancos sin mucha algarabía, solo atentos a sus tabletas y celulares como si no existiera otra cosa en el mundo. Un panorama similar al que se ha apoderado de varias manzanas en la avenida 23, desde el cine Yara hasta el Malecón. Los jubilados y vendedores ambulantes que hasta hace poco formaban parte del paisaje del parque Fe del Valle han desaparecido, y en su lugar, cientos de jóvenes ocupan los bancos sin mucha algarabía, solo atentos a sus tabletas y celulares como si no existiera otra cosa en el mundo. Un panorama similar al que se ha apoderado de varias manzanas en la avenida 23, desde el cine Yara hasta el Malecón, donde muchos aprovechan la sombra de los árboles y marquesinas. O bien se apiñan al borde de la cascada del Hotel Nacional. O comparten el muro junto al mar con parejas de enamorados, gays, jineteras, turistas y familias enteras que acuden a tomar el fresco al anochecer.
El caso es que la afluencia de público a algunas de las zonas más frecuentas de La Habana y las capitales provinciales, no cesa de incrementarse desde el pasado 1 de julio, cuando la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) inauguró 35 puntos de internet inalámbrico para toda la población.
Lo mismo sucede en el parque de la avenida 51 en La Lisa, el Anfiteatro de Marianao o el Paseo de la Villa panamericana, los otros sitios de la capital donde se puede captar la señal de WiFi además de los alrededores de los grandes hoteles.
La fuerte demanda ha encendido la “inventiva” de los negociantes, pues mientras algunos especulan con las tarjetas, vendiéndolas a sobreprecio cuando escasean, otros se las arreglan para “piratear” las conexiones y ofertarlas a menor precio que Etecsa.
La mayoría dicen estar satisfechos con la calidad de la señal, aunque se quejan de que no se hayan habilitado lugares más cómodos para conectarse a Internet. Y piden que continúe ampliándose el servicio ya que la demanda ha sobrepasado todos los cálculos a pesar del precio demasiado alto de 2 pesos convertibles (CUC) de las tarjetas que vende Etecsa.
Las autoridades responden que continuarán ampliando el servicio según la disponibilidad de recursos. Mientras, algunos esperan que la afluencia a los puntos WiFi disminuya si se cumple el anuncio de que en el próximo curso escolar conectarán a internet todos los preuniversitarios y para el 2018 al resto de las escuelas primarias y secundarias del país.
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Las zonas WiFi de La Habana no «dan abasto»
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