Kirby JONES Presidente de la Asociación Comercial Cuba-EEUU

En declaraciones a Cuba Económica, el presidente de la Asociación Comercial Cuba-EEUU, Kirby Jones, ha asegurado que aún es pronto para saber si los sorprendentes anuncios sobre Cuba realizados por algunos precandidatos demócratas estadounideses se concretarán o no en un cambio de actitud de la próxima Administración de EEUU que afecte a las directrices de la política sobre Cuba. En declaraciones a Cuba Económica, el presidente de la Asociación Comercial Cuba-EEUU, Kirby Jones, ha asegurado que aún es pronto para saber si los sorprendentes anuncios sobre Cuba realizados por algunos precandidatos demócratas estadounideses se concretarán o no en un cambio de actitud de la próxima Administración de EEUU que afecte a las directrices de la política sobre Cuba. Aún así, Jones considera que el hecho inédito de que incluso uno de ellos se manifieste a favor de levantar el embargo puede significar algo en sí mismo. Kirby Jones, además, se muestra confíado sobre el futuro y el presente de las relaciones comerciales entre ambos países.

-¿Qué actitud mantienen las petroleras estadounidenses, y el resto de las empresas de su asociación, frente al periodo político que vive ahora Cuba?

-Las petroleras estadounidenses mantienen ahora la misma actitud que hace meses con respecto a la exploración en busca de crudo en las aguas cubanas del Golfo de México. Esperan acontencimientos y la posible oportunidad de desarrollar en algún momento actividades en ese área. En lo que respecta a las compañías integradas en la Asociación Comercial Cuba-EEUU que presido, entre las que figuran grandes grupos estadounidenses, como las multinacionales Caterpillar o Cargill, no se han producido cambios con respecto a etapas anteriores. De hecho, la cesión de poderes efectuada por Fidel Castro no ha repercutido en las relaciones comerciales entre ambos países, que siguen la misma línea de años anteriores. Tal vez por eso, la opinión más extendida entre nuestros socios es que en Cuba, hoy por hoy, no van a producirse ni interrupciones en el ejercicio del poder, ni en las relaciones comerciales. De hecho, en este tiempo, Alimport, ha seguido adquiriendo productos agroalimentarios estadounidenses.

-¿Cuál es su opinión sobre las reciente declaraciones relativas a Cuba que han realizado dos precandidatos presidenciales del Partido Demócrata?

-Dígamos que positiva, por supuesto, pero también cauta. Aquí lo importante es que por primera vez en la historia dos precandidatos presidenciales estadounidenses, Christopher Dod y Barak Obama, ambos demócratas, han hablado de suavizar o levantar el embargo a Cuba. Además, lo han dicho en Florida, un estado especialmente sensible a estos temas y en el que se supone que la mayor parte de los votantes apoya más bien la línea dura contra la Isla. Quizá no ocurra nada o quizá sí. Primero tendrían que ganar la nominación, lo que no parece fácil, y luego llegar a la Casa Blanca. Más aún, si Dod u Obama estuvieran allí ten­drían que materializar la promesa realizada. Y eso no es fácil. Pero es verdad que han dicho lo que han dicho y que ese hecho es cierto y era inédito hasta ahora. En cualquier caso, la esperanza es que la nueva Administración no cometa los errores de la precedente y no base la política cubana en la opinión de los hermanos Díaz Balart e Yleana Ros-Lethinen, que representan a los sectores más duros del exilio.

– ¿Cómo han evolucionado las cosas en Cuba en este periodo en el que Fidel Castro no dirige personalmente al Gobierno cubano?

-Sí algo está claro es que Raúl Castro está dirigiendo ahora al Gobierno y probablemente hable cada día, o cada dos días, con su hermano Fidel, o no lo haga, pero eso no parece tener una influencia decisiva en los acontecimientos. Sin embargo, lo que para mí resulta obvio es que estamos ya en una época “post-Fidel”, por utilizar el vocablo que tanto se usa en la Administración estadounidense cuando se habla de este periodo actual por el que pasa la Isla. Yo también considero casi seguro que, aunque Fidel regrese finalmente a la vida pública, cuando supere totalmente sus problemas de salud, no tendrá la misma relación con el poder que tuvo antes del mes de julio de 2006. Es un hombre que supera los 80 años de edad y que ha padecido una enfermedad muy grave. Y esas dos circunstancia tienen que pesar e influir en el futuro, se quiera o no se quiera. La verdad también es que en estos meses en los que Fidel ha estado ausente, la vida del país ha continuado con total normalidad. No ha habido ninguna parálisis, ni institucional ni social.

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