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Y NO PASO NADA

Como los cubanos somos aspaventeros por naturaleza, algunos pensaron que el 14 de enero se iba a armar el gran despelote en los aeropuertos y en los consulados de cuanta embajada hay en La Habana para salir en masa del país, porque ese día se pusieron en vigor las nuevas regulaciones migratorias cubanas. Como los cubanos somos aspaventeros por naturaleza, algunos pensaron que el 14 de enero se iba a armar el gran despelote en los aeropuertos y en los consulados de cuanta embajada hay en La Habana para salir en masa del país, porque ese día se pusieron en vigor las nuevas regulaciones migratorias cubanas.

Pero nada.

En la Terminal 2 del aeropuerto José Martí, por donde entran y salen los vuelos de Estados Unidos, era lo mismo de todos los días: unos arribando con maletas repletas y otros despidiéndose de la parentela apenas con la ropa que llevaban puesta, pero sin molote.

Ante la Oficina de Intereses de Estados Unidos, termómetro obligado para medir el «movimiento», igual: la cola de quienes esperaban ansiosos a ver si le dan la visa, porque los yumas, aunque digan otra cosa, las conceden con cuentagotas y, si usted no es aceptado, perdió los 100.00 dólares que le cuesta la entrevista con el funcionario que posee la llave de la puerta del paraíso.

Pero la gente está encantada de la vida porque ya pueden viajar sin tantas autorizaciones ni papeleo y con un más que considerable ahorro de dinero, aunque algún bobo todavía cree que con pasaporte y fulas ya todo está resuelto y se olvida de que sin visa no hay quien se mueva.

Pero del lado de acá el asunto es más expedito de lo que muchos pensaban.

A los médicos, uno de los grupos de profesionales que permanecían en la mira de las restricciones, «les abrieron el banderín» y solo deberán pedir autorización para viajar en casos excepcionales.

Un hombre que se las sabe todas en este tema, el coronel Lamberto Fraga, segundo jefe de Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior, aseguró incluso que los cubanos que viajen podrán acogerse a la Ley de Ajuste Cubano en Estados Unidos sin perder sus derechos como residentes de la isla.

Esto incluye que podrán permanecer por 24 meses en el extranjero, obtener residencia o ciudadanía en otros países, e incluso beneficiarse de los privilegios migratorios en territorio estadounidense, y poder regresar al país sin ningún requisito adicional de ingreso. «Ahora la pelota está en la cancha contraria» afirma Camilo, un mulato «medio tiempo» al que le han negado la visa tres veces en la Oficina de Intereses, pero que según afirma no se monta en una balsa «ni muerto».

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