Abel PRIETO Ministro de Cultura de Cuba

En declaraciones a Prensa Latina, el ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto, asegura que el principal reto de la cultura que no se inscribe en la corriente de ideas dominante es intentar encontrar canales propios de distribución. En su opinión, por culpa del obstáculo que supone la falta de difusión, no pueden aprovecharse las facilidades que las nuevas tecnologías aportan al abaratar la producción. Prieto concedió está entrevista en Río de Janeiro, donde concluyó un viaje a Brasil de cinco días en el que ha participado en el Foro de los Africanos y la Diáspora que organizaba el Comité para la Defensa de la Humanidad. En declaraciones a Prensa Latina, el ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto, asegura que el principal reto de la cultura que no se inscribe en la corriente de ideas dominante es intentar encontrar canales propios de distribución. En su opinión, por culpa del obstáculo que supone la falta de difusión, no pueden aprovecharse las facilidades que las nuevas tecnologías aportan al abaratar la producción. Prieto concedió está entrevista en Río de Janeiro, donde concluyó un viaje a Brasil de cinco días en el que ha participado en el Foro de los Africanos y la Diáspora que organizaba el Comité para la Defensa de la Humanidad.

-¿Cuál es el balance que realiza sobre su visita a Brasil y su asistencia al Congreso de Intelectuales de Africa y la Diáspora?

-Creo que ha sido todo muy fructífero y estoy muy satisfecho de las reuniones que he mantenido estos días con todos los intelectuales que han venido aquí gracias a la convocatoria realizada por el Comité de Defensa de la Humanidad de Brasil. He podido hablar con viejos conocidos y vivir experiencia muy interesantes, como la visita que he realizado a las favelas de de Jacarezinho y Vidigal. La conferencia en sí misma ha resultado muy interesante por la composición de las delegaciones y la calidad de los invitados. Han movilizado a personas influyentes en el mundo de la cultura, el teatro y los medios y hay un trabajo de mucho respeto por las opiniones de cada cual, una diversidad que un movimiento como este tiene que tener, con un sentido muy amplio, ajeno al sectarismo. Creo que este asunto de Africa y los descendientes de la diáspora debe inscribirse en el Movimiento en Defensa de la Humanidad para que quienes se pronuncian contra el racismo, por la igualdad, por la real emancipación, se asocien a los que luchan contra el imperialismo y el neoliberalismo.

-¿Qué actividad de las realizadas aquí durante estos días ha encontrado más interesante y productiva?

-Creo que uno de los paneles más interesantes ha sido el que estaba dedicado al cine, en el que ha tenido una participación muy satisfactoría para mí el director cubano Rigoberto López y también los otros realizadores brasileños, caribeños anglófonos y africanos que han intervenido. Me ha parecido muy valioso el debate sobre el papel del cine en la defensa de la identidad de los africanos y sus descendientes. En estos debates se ha evidenciado con claridad el desafío real que existe y que se concentra en la distribución de los trabajos, porque, si por un lado se han abaratado las tecnologías y formas creativas de hacer cine, es decir, de filmar, editar y producir, por otro lado, la distribución está copada por la industria cultural hegemónica, que es la de EEUU. Y esa es una de las preguntas que se han hecho todos los cineastas que han participado en el panel, en un momento en que parecen crecer las tendencias racistas. Y, desde luego el problema está ahí, en cómo lograr que se difunda ese cine del sur, tan rico creativamente y al mismo tiempo tan desconocido.

-¿Cree que las iniciativas del Comité de Defensa de la Humanidad para ampliar la difusión de este tipo de contenidos pueden ser válidas?

-Sí, hasta el punto de que me parecen dignas de elogio. Sobre todo, la iniciativa de instalar antenas parabólicas en las comunidades carentes de acceso a algunos flujos de información, para que puedan conocer las alternativas como Telesur. También la idea de facilitar a estos grupos humanos el desarrollo de sus propias página web de información que, en el futuro, pueden participar junto a otros sitios del movimiento en un portal conjunto que sería un paso superior en la integración. El movimiento tiene que pronunciarse contra la conjura mediática que padecemos y que trata de silenciar la difusión de cualquier idea que no tenga que ver con la agenda del imperio. Ese es uno de sus desafíos principales: lograr que esos mensajes se conozcan. Y para conseguirlo hay que difundirlos por todas las vías posibles, incluyendo a las radios comunitarias vinculadas a los intereses de los más humildes. Y también intentar aprovechar al máximo las nuevas posibilidades que existen gracias a Internet, donde se abren muchos caminos para explorar.

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