Radamés GIRO Investigador y musicólogo cubano

En declaraciones a Prensa Latina, el investigador, editor y musicológo cubano, Radamés Giró, explica los criterios de selección que han aplicado él e Isabel González, su esposa y coautora del trabajo, para elegir los temas que integran el libro “Cincuenta canciones en años de revolución”, presentado con gran éxito en la última Feria del Libro de la Isla. Giró recibió en 2007 el Premio de la Crítica por su “Diccionario enciclopédico de la música en Cuba”, una obra que generó gran pólemica en su momento y que será reeditada próximamente tras haberse convertido en el material canónico del género. En declaraciones a Prensa Latina, el investigador, editor y musicológo cubano, Radamés Giró, explica los criterios de selección que han aplicado él e Isabel González, su esposa y coautora del trabajo, para elegir los temas que integran el libro “Cincuenta canciones en años de revolución”, presentado con gran éxito en la última Feria del Libro de la Isla. Giró recibió en 2007 el Premio de la Crítica por su “Diccionario enciclopédico de la música en Cuba”, una obra que generó gran pólemica en su momento y que será reeditada próximamente tras haberse convertido en el material canónico del género. Circunstancia a la que también aspira el autor con el trabajo en el que ahora se encuentra enfrascado, una historia de la música cubana de 1890 a 1958.

-¿Puede mencionar algunos de los autores incluidos en su libro “Cincuenta canciones en años de revolución”? ¿Qué criterio siguieron para realizar la selección final?

-Están muy bien representados Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, dos gigantes indiscutibles, están también otros compositores como Carlos Varela, Raúl Torres, Gerardo Alfonso, César Portillo de la Luz, Marta Valdés, Ela O¨Farrill o Carlos Puebla. Hay canciones de corte político y otras de amor. Está, por ejemplo, una obra emblemática de principios de la revolución “Cuba qué linda es Cuba”, de Eduardo Saborit. Lo cierto es que la selección fue difícil de realizar. Muy difícil. Nosotros, mi esposa Isabel González que es la coautora del libro y yo, pensamos que para ofrecer un panorama ajustado de la cancionística cubana desarrollada en estas cinco décadas que acaba de cumplir el triunfo de la revolución habría que incluir alrededor de 400 obras, como mínimo y estamos hablando siempre de excelentes piezas musicales de gran calidad y significación. Para este trabajo hicimos una primera lista que incluía unas 300 piezas y a partir de ahí fuimos eliminando. Tenían que ser 50 por una cuestión simbólica.

-El Diccionario enciclopédico de la música en Cuba que usted escribió ha sido calificado como «monumento de la información», aunque se dice que cuestiona algunos axiomas imperantes en la materia…¿por qué?

-Agradezco al que lo calificó así, pero mis propósitos eran más modestos. Si la información que recogí en mi resulta un útil instrumento de trabajo, me doy por satisfecho y agradezco el elogio. No soy pretencioso, nunca me propongo cuestionar por cuestionar. La historia de la música cubana es muy compleja, aún adolece de trabajos de base, de tratados, de biografías de nuestros músicos, del estudio de nuestros géneros. En el proceso del estudio de las fuentes fui encontrando muchos aspectos que estaban parcialmente estudiados. Al revisar lo publicado hasta el momento, me di cuenta de que podía abordar algunos aspectos desde otra perspectiva. Así ocurrió con el mambo, el son, el danzón. De algunos músicos como Espadero, por ejemplo, a partir de la investigación de Cecilio Tieles, o la contradanza, teniendo en cuenta las investigaciones de Zoila Lapique y Natalio Galán, con lo que ya habían aportado personas como Alejo Carpentier y Fernando Ortiz.

-¿Qué criterio adoptó para incluir a personalidades, grupos y otros aspectos del contenido del diccionario?

-Un criterio muy amplio; un diccionario no es una obra de selección, sino un repertorio. Recoge, a manera de inventario, el acontecer en el tema de que se trate para complementar la información ofrecida, sobre todo la de aquellos músicos cuya importancia histórica ya nadie discute, así como también de géneros e instrumentos musicales. Un investigador no debe tener miedo a citar, esto forma parte de cualquier obra, y expresa mejor que cualquier explicación, su honestidad intelectual. Conviene destacar la atención que he prestado a la música contemporánea, lo que supone la introducción por vez primera de un gran número de temas y personalidades que generalmente no aparecen en otras obras. La música cubana está en perenne renovación, cada día surgen nuevos músicos, agrupaciones, instituciones y revistas, lo que hace extremadamente difícil poner al día cualquier investigación. Por eso debo agradecer las colaboraciones que he recibido y la aportación de los músicos cubanos y extranjeros que enriquecieron con su presencia y obras la historia de la música en Cuba.

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