Salud Mental
En menos de 24 horas, dos suicidios de adultos en La Habana han conmocionado a la población, reavivando el debate sobre la salud mental en el país y el silencio institucional que rodea al fenómeno.
El primer caso conocido en estas horas ocurrió en el municipio capitalino de Playa, a escasos metros de una sede del Partido Comunista. El segundo, ampliamente replicado en redes sociales, fue el del doctor Néstor Manuel Pérez Lache, un reconocido neurólogo y maestro de varias generaciones, que se quitó la vida lanzándose de un pequeño puente en el municipio 10 de Octubre.
Aunque no hay estadísticas públicas recientes, informes de la OPS y estudios académicos previos ya señalaban que Cuba tenía una de las tasas de suicidio más altas de América Latina
El país reportaba oficialmente en 2019 una tasa de 14,3 suicidios por cada 100.000 habitantes, superior al promedio regional, pero desde entonces no se han publicado nuevos datos oficiales. Médicos y psicólogos advierten de un incremento del malestar emocional ligado al empobrecimiento, la soledad de los mayores y la falta de servicios de salud mental accesibles.
En testimonios recogidos por este medio, personas mayores relatan que la soledad y el abandono les llevan a pensar en el suicidio. Es el caso de Levín, un vecino que tras perder a su esposa y vivir la crisis de la Covid-19 quedó en absoluta marginalidad. Aunque hablaba de su autoeliminación, murió finalmente por causas naturales.
Expertos alertan de que el envejecimiento de la población cubana —una de las más envejecidas del continente— agrava la vulnerabilidad psicológica, especialmente en mayores que viven solos
La ausencia de servicios de acompañamiento psicológico a nivel comunitario, el deterioro económico y el aislamiento social son factores que, según los especialistas, aumentan el riesgo de conductas suicidas. Además, la eutanasia no está permitida en Cuba, ni siquiera en situaciones extremas, lo que alimenta un debate ético sobre la atención a personas en sufrimiento intenso.
El tema del suicidio sigue siendo tabú en la comunicación oficial. Organismos internacionales recomiendan a los gobiernos publicar estadísticas fiables y crear planes nacionales de prevención. Sin embargo, en Cuba la información se maneja con opacidad y no existe un plan integral de prevención a nivel estatal.
Indicador | Cuba (último dato oficial) | Promedio América Latina |
---|---|---|
Tasa de suicidios (por 100.000 hab.) | 14,3 (2019) | 9,2 (2019) |
Publicación anual de estadísticas | No (desde 2019) | Sí (OPS/OMS) |
Plan nacional de prevención | No existe | En 12 países de la región |
Especialistas insisten en que la transparencia y el acceso a datos son clave para diseñar políticas públicas eficaces que reduzcan las muertes evitables
Mientras tanto, las redes sociales se han convertido en la vía para visibilizar casos individuales y expresar condolencias colectivas. Sin datos oficiales, el impacto real del suicidio en Cuba sigue siendo un drama invisible.
El aumento de las muertes autoinfligidas es una señal de alarma para un sistema sanitario que históricamente se ha presentado como modelo. La falta de recursos para la salud mental, el envejecimiento y la precarización hacen imprescindible un debate público sobre políticas de prevención.
Hasta que eso ocurra, las historias como la del doctor Pérez Lache o las confesiones de ancianos que viven solos seguirán siendo síntomas de un malestar social profundo. Y sin transparencia ni programas específicos, este drama seguirá siendo un problema de salud pública silenciado.
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