Adiós a la escuela…

«Con la entrada de junio llegó el tiempo de las pruebas finales, la terminación del curso y el pronto comienzo de las vacaciones escolares en todos los niveles de enseñanza, o lo que es lo mismo, le cambia la vida a todos los cubanos. «Con la entrada de junio llegó el tiempo de las pruebas finales, la terminación del curso y el pronto comienzo de las vacaciones escolares en todos los niveles de enseñanza, o lo que es lo mismo, le cambia la vida a todos los cubanos.

En la educación primaria y secundaria los muchachos han tenido que dejar de mataperrear por el barrio, echar a un lado la televisión y los juegos de pelota en medio de la calle y recogerse a estudiar, bajo la mirada severa de los padres.

Como uno de los trabajos incluidos en la lista de oficios por cuenta propia es el de «repasador», en esta ocasión a muchas familias le ha sido más fácil encontrar en quien depositar su confianza y sus hijos para que estos se prendan con pinzas los conocimientos que no adquirieron durante todo un año en las aulas, aunque el bolsillo se resienta un poquito más con el pago al repasador, que puede ser un verdadero maestro o, simplemente, algún profesional ducho en matemáticas, química o física, las asignaturas que casi siempre dan los peores dolores de cabeza.

Algo más serio ocurre con los jóvenes que se aprestan a ir a la universidad.

Después que el Ministerio de Educación Superior apretó las clavijas el curso anterior con las pruebas de admisión, lo que provocó una verdadera debacle por la gran cantidad de suspensos, este año los muchachones se «han puesto para las cosas» como aseguran en su jerga particular, y llevan quemándose las pestañas semanas y semanas para no dar un patinazo a última hora.

Y así, muchos dijeron adiós, hasta nuevo aviso, a las trasnochadas, los mp-3 y las escapadas a la playa, convencidos de que se juegan su futuro.

Porque del resultado docente de las pruebas finales depende el lugar que ocupen en el escalafón, y de ello, la especialidad por la cual puedan optar para la universidad.

Para el próximo curso hay disponibles unas 81 000 plazas universitarias, que hablando en números redondos sobran ampliamente para los poco más de 70 mil aspirantes que se presentaron a las pruebas de ingreso.

Pero el problema radica en que se puede aspirar a ser el día de mañana neurocirujano, ingeniero en informática o biólogo, pero si las notas bajan, se reducen las opciones y se puede llegar al final sin otra perspectiva que llenarse de grasa entre motores, manejando un tractor en el campo o dando clases a un montón de niños malcriados en un aula de primer grado, y eso, en un país donde lo que sobran son posibilidades de estudio, no entusiasma a casi nadie.

Ahora, lo que pasa es que los cubanos andan de cine en cine por estos días, primero con la celebración en La Habana y en otras ciudades del país del tercer Festival de Cine Español del Nuevo Milenio, que finalizó el 31 de mayo, y casi de inmediato comenzó un festival de cine francés..

Para los que ya tienen más de 50 años ambos eventos son como una vuelta a las raíces, pues pasaron su adolescencia y su juventud atentos a lo que venía del viejo continente ya fuera de las cinematografías inglesa, española, francesa e italiana, o lo mejor y lo peor de los antiguos países socialistas. Por entonces el bloqueo o embargo, como se le quiera llamar, impedía ver el cine de EEUU.

Los más jóvenes, en cambio, que hoy viven atiborrados de películas norteamericanas, lo mismo en la gran pantalla que en la televisión y en videos, pues gracias al embargo se piratea todo el cine yanqui, apenas descubren una forma de hacer que tiene poco de trucaje y efectos especiales, pero mucha más inteligencia que las grandes producciones de Hollywood.

La industria española trajo esta vez lo más reciente, con títulos como Pagafantas, No controles, El mal ajeno, Buried, Que se mueran los feos, La herencia Valdemar; La sombra prohibida, Luna caliente y Yo también.

Además, un homenaje al fallecido actor José Luís López Vázquez con las cintas Mi querida señorita que inició la retrospectiva de ese viejo conocido de los cubanos, que abarcó una lista de 10 largometrajes, entre ellos El pisito, La prima Angélica y La corte del faraón.

Concluida la tanda española desembarcaron los franceses con 23 filmes, entre estos el ganador del César 2011, De dioses y hombres, que recrea los últimos meses de vida de unos monjes asesinados en Argelia a mediados de los 90; el desgarrador documental La vida loca, en coproducción con España y México, que retrata la vida en las violentas pandillas salvadoreñas, con dirección, guión y fotografía del franco-español Christian Poveda, asesinado el 2 de septiembre de 2009 en El Salvador, al parecer por miembros de esas mismas bandas, y en total, 11 estrenos para los cinéfilos de la isla.

El Festival, que celebra su edición número 14, fue una de las pocas acciones que sobrevivió al congelamiento de la colaboración decretada por la Unión Europea (UE) en 2003 por la condena de 75 disidentes, y restablecida por Francia este año.

Pero incluso los cubanos descubrieron a Yahima Torres, hasta ayer una total desconocida en el ambiente artístico de la isla, que apareció en La Habana, y sorprendió, como parte de la delegación francesa asistente al Festival. La muchacha, en lo que considera como el «primer peldaño de su carrera», es protagonista del largometraje La Venus Negra, filme que forma parte de la muestra y que compitió en Venecia y Atenas.

AL FIN LA LLUVIA

La última semana muchos cubanos se acordaron de que viven en un país húmedo y tropical y no en el Sáhara, pues tras una larga sequía, una hondonada llevó copiosos aguaceros a las regiones oriental y central de la isla, hasta el punto de que la Defensa Civil debió entrar en acción en numerosos municipios a causa de las inundaciones, y numerosos embalses que se encontraban en estado crítico se repletaron y comenzaron a aliviar.

Sin embargo, la naturaleza le jugó una mala pasada a los meteorólogos, que durante varios días aseguraron que la hondonada iría inclinándose hacia el occidente del país y derramaría sus abundantes lluvias también en la sedienta capital del país. Pero nada. Hasta hoy los habaneros siguen con las ganas de que eso suceda y solo han padecido de algunas leves lloviznas que, además de no mitigar la sequía, solo dejan un vapor que hace sudar a mares y multiplica la sensación de calor. Conclusiones: paraguas y chubasqueros siguen en los armarios y los ventiladores y aires acondicionados funcionando a toda marcha.

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