Por encima de cualquier otro asunto el tema del momento en Cuba es la incertidumbre ante la posibilidad de que se desate sobre la población un nuevo Periodo Especial, como el de los dramáticos días de la década de 1990 cuando el país prácticamente se paralizó y la vida de la gente cayó a niveles insoportables.
El caso es que las autoridades parecen ser las primeras atentas al desenvolvimiento de los acontecimientos y el presidente Miguel Diaz-Canel anunció una serie de prioridades en un programa hasta 2030 con prioridades “claras y definidas” para evitar el retorno a aquellos duros años, entre las cuales la “batalla económica” ocupa el primer lugar.
Dijo que el país no puede seguir arrastrando «los fardos de la ineficiencia administrativa, mentalidad importadora, falta de ahorro y los insuficientes ingresos por exportaciones», sin excluir la corrupción y las ilegalidades, que empeoran la situación.
En esos objetivos serán estratégicos el turismo, la industria biotecnológica y farmacéutica, las fuentes renovables de energía, la producción de alimentos, la construcción y la exportación de servicios profesionales, y de inmediato, reorganizar el comercio interior, revitalizar la empresa estatal e impulsar el emergente sector privado, que ya ocupa a la tercera parte de la fuerza laboral.
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