Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Crónicas habaneras

Hubo momentos en Cuba en que casarse por todo lo alto se convirtió casi en un deporte, sobre todo en los años de la crisis de los 90 y antes, pues, a pesar de que en el país “no había ni donde amarrar la chiva”, como se dice en buen cubano, los novios tenían la posibilidad de comprar ajuar en una tienda especial, cervezas y ron en cantidades aceptables, un bufet precario pero buenísimo para esos tiempos de guerra, e incluso reservar varios días en un buen hotel para pasar la Luna de Miel a precios módicos. SE VIRÓ LA TORTILLA

Hubo momentos en Cuba en que casarse por todo lo alto se convirtió casi en un deporte, sobre todo en los años de la crisis de los 90 y antes, pues, a pesar de que en el país “no había ni donde amarrar la chiva”, como se dice en buen cubano, los novios tenían la posibilidad de comprar ajuar en una tienda especial, cervezas y ron en cantidades aceptables, un bufet precario pero buenísimo para esos tiempos de guerra, e incluso reservar varios días en un buen hotel para pasar la Luna de Miel a precios módicos.

Contraer matrimonio, además de un acto supremo de amor, era un buen negocio para disfrutar de cosas que, de otra manera, hubiera sido imposible. En unas semanas la feliz pareja se divorciaba, dejaba pasar un tiempo prudencial para no llamar demasiado la atención, y luego volvía a la carga, con otra boda a todo trapo.

Hubo algunos que contrajeron matrimonio más de tres veces con el mismo cónyuge, ex cónyuge y ex ex cónyuge, y todos felices y contentos.

Pero cuando aquellas ventajas desaparecieron el matrimonio se convirtió, de verdad, en una prueba de heroísmo, más en un país donde construir el nidito de amor cuesta tanto trabajo.

Pero todo indica que en los últimos tiempos se ha virado la tortilla y parece ser otro el deporte de moda, pues según las últimas estadísticas oficiales, los divorcios están a la orden del día con un total de 32.848 durante el 2013, más, por amplio margen, que los matrimonios que ocurrieron es ese período.

Lo más llamativo de los datos aportados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) es que la mayoría de las separaciones ocurrieron entre las parejas con 15 o más años de unión conyugal, las que, se supone, ya después de tanto tiempo habían pasado exitosamente todas las pruebas habidas y por haber.

Y lo del 2013 no es un fenómeno aislado, pues estudios anteriores sobre el tema advierten que la tendencia al alza viene desde la década de 1970. Factores existen muchos, sociales, económicos y etcéteras.

Pero lo cierto es que ya se ven muy poco las caravanas de autos repletos de invitados anunciando a trompeta limpia la inminente pérdida de alguna virginidad y hasta las iglesias, que hace pocos años vivieron un florecimiento con rutilantes bodas, andan de capa caída.

Casarse, ahora, es un asunto que requiere mucha plata, mientras que divorciarse es el trámite burocrático más sencillo que existe en Cuba, pues si no hay litigio en el ambiente, por el módico precio de 150.CUP, en menos de un mes ambos ex están libres y frescos como el último día de su soltería.

Más información

Scroll al inicio