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Crónicas habaneras

“Todo eso está muy bonito, pero yo no paro un muchacho más ni loca” fue la expresión despectiva de Yuriem, una trabajadora treintañera madre de dos varones, al ver el programa televisivo Mesa Redonda, que dedicó recientemente dos jornadas a debatir sobre los problemas y retos que plantea al país el envejecimiento poblacional y la baja natalidad. SE BUSCAN NIÑOS

“Todo eso está muy bonito, pero yo no paro un muchacho más ni loca” fue la expresión despectiva de Yuriem, una trabajadora treintañera madre de dos varones, al ver el programa televisivo Mesa Redonda, que dedicó recientemente dos jornadas a debatir sobre los problemas y retos que plantea al país el envejecimiento poblacional y la baja natalidad.

Según trascendió las autoridades están alarmadas por una situación que puede acarrear serias consecuencias a mediano y largo plazo para una economía tercermundista y subdesarrollada que, en contraste, en cuanto a natalidad y expectativas de vida tiene parámetros del Primer mundo.

El caso es que en lo que a natalidad respecta, desde hace años la mayoría de las parejas no pasan de un hijo o a lo sumo dos, y las mujeres en edad fértil paren cada vez más tardíamente, todo porque como aseguran Maury y Yanelis, una joven pareja, “la vida está muy cara y tener un hijo es una renta, así que dos ni pensarlo”.

“Y eso sin contar el trabajo que pasas para comprar pañales desechables y hasta los biberones y lo que tienes que pagar para que te cuiden al niño, pues los círculos infantiles son baratos, pero cuesta Dios y ayuda encontrar una plaza”, advierte Gisela, otra joven mamá.

Por ahora, las autoridades buscan estimular el nacimiento de dos o más hijos por familia con paliativos como la asignación de círculos infantiles (guarderías) para madres trabajadoras con una segunda criatura e incluso la creación de cooperativas no estatales para el cuidado de niños.

Sin embargo, muchos aseguran que si le brindaran facilidades materiales más directas los resultados serían mejores.

“Si yo fuera el gobierno le pagaría un extra a las madres trabajadoras por todos los hijos que tuvieran de dos en adelante, por lo menos hasta que el fiñe se encamine en la escuela, o bajaría los precios de los productos para niños en las shoping, porque no hay bolsillo que resista los gastos en desechables”, afirma Esteban, un joven que con su media naranja “soñaba en tener suficientes niños para armar un equipo de béisbol en la casa, pero tuvimos el primero hace cinco años y todavía estamos pensando para buscar el próximo”.

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