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Eumelio ESPINO Director de Desarrollo del Instituto de Investigaciones del Tabaco de Cuba

Con permiso... Tres preguntas

En declaraciones a la agencia Prensa Latina, el director de Desarrollo del Instituto de Investigaciones del Tabaco de Cuba, Eumelio Espino, asegura que el éxito del tabaco procedente de la Isla se basa en la calidad y en el cuidado con el que se han desarrollado las nuevas variedades de hoja más resistentes y más productivas pero con la misma calidad que las tradicionales. Parte del secreto consiste, según él, en no utilizar ningún sistema biotecnológico en el proceso de creación. Además, las hojas utilizadas ahora responden a las tendencias de comercialización que impulsa Corporación Habanos. En declaraciones a la agencia Prensa Latina, el director de Desarrollo del Instituto de Investigaciones del Tabaco de Cuba, Eumelio Espino, asegura que el éxito del tabaco procedente de la Isla se basa en la calidad y en el cuidado con el que se han desarrollado las nuevas variedades de hoja más resistentes y más productivas pero con la misma calidad que las tradicionales. Parte del secreto consiste, según él, en no utilizar ningún sistema biotecnológico en el proceso de creación. Además, las hojas utilizadas ahora responden a las tendencias de comercialización que impulsa Corporación Habanos.

-¿Cuál es, en su opinión, la clave del éxito que tiene en el mundo el tabaco cubano?

-Ciertamente, el tabaco cubano cada día gana mas seguidores en todo el mundo y, por supuesto, el principal motivo es su calidad que se mantiene inalterable y se apoya en la mejora de las variedades tradicionales de cultivo. Pero, aquí habría que señalar que para la evolución de la hoja no se utiliza la transgénesis, que es una práctica muy común en otros países tabaqueros. El mejoramiento de la hoja en Cuba se realiza mediante los métodos convencionales. Se trata de una forma de cruzamiento intervarietal y selección de plantas en la que no se utiliza, como he dicho ni la transgénesis ni ningún otro método biotecnológico. Este mejoramiento convencional es muy lento, requiere tiempo y paciencia, pero es muy efectivo, cuando el objetivo es obtener una nueva variedad integralmente mejorada. Una variedad que sea resistente a las principales enfermedades que empeoran el cultivo que además posea un alto potencial productivo, pero que combine estas característica con la capacidad de preservar íntegramente la calidad organoléptica que ha sido siempre característica del tabaco negro cubano.

-¿Es incompatible una hoja con potencial productivo con la preservación de la calidad?

-No. Pero requiere un trabajo muy concreto y orientado hacia ese fin. El Instituto de Investigaciones del Tabaco se encarga de crear las bases científico-técnicas, en todas las fases de la cadena productiva del tabaco, que hagan posible una producción cada vez más eficiente y sostenible y que preserve la calidad que distingue al producto cubano en el mundo. Esta orientación es vital para el producto, porque se puede lograr una variedad altamente resistente a las enfermedades, de gran potencial de rendimiento. Pero si carece de la calidad que tienen las variedades tradicionales no llegará nunca a ser comercializable. En los últimos años se abandonaron las variedades Criollo, Corojo y Pelo de Oro, por su altísima susceptibilidad al moho azul, que hace prácticamente imposible su cultivo sin usar los agroquímicos empleados en el control de esta enfermedad. Existe la impresión de que las nuevas variedades, incluyendo la capa, tienen las hojas más gruesas e incluso la ceniza es más gruesa, pero la gran diferencia entre las nuevas variedades y las tradicionales es su resistencia a esta peligrosa enfermedad para el tabaco.

-¿Cuáles son, entonces, las variedades de cultivo que se están utilizando ahora en la elaboración del tabaco cubano?

-En la actualidad se cultivan en Cuba las variedades Habana-2000, Criollo-98 y Corojo-99. Estas se utilizan tanto para la producción de la capa como para la tripa y el capote de los habanos. Para la capa el cultivo se hace bajo un toldo de tela y para el resto, la plantación se hace a pleno sol. La variedad Habana-92 también se utiliza para la producción de tripa y capote. Otras zonas donde se cultiva el tabaco con destino a la exportación en rama o para la industria del cigarrillo de consumo nacional, emplean fundamentalmente las variedades Sancti Spíritus-96, Habana-92 y una muy reciente, que apenas ha empezado a cultivarse en la presente campaña, la IT-2004. Todas estas nuevas variedades fueron estudiadas minuciosamente y se tuvo muy en cuenta a la hora de pensar en la forma correcta de desarrollarlas, las actuales tendencias de producto de la Corporación Habanos SA, que comercializa los cigarros cubanos en el mundo, de producir puros con capas más grandes y las ediciones limitadas que suelen utilizar capas gruesas y de color maduro (más oscuro).

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