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La Iglesia Católica de Cuba, siguiendo las directrices de Roma, mantiene sus duras críticas al embargo

En 15 días...

Una vez más, en la carta pastoral elaborada por los obispos cubanos con motivo de la celebración de la Navidad, la jerarquía católica de la Isla ha querido insistir en dos mensajes claros: la idea de que el futuro del país pasa por la reconciliación de los cubanos del interior y el exterior y también su oposición frontal al embargo estadounidense, cuyo impacto en la sociedad cubana ha calificado este año de amenaza para el futuro de los ciudadanos. Una vez más, en la carta pastoral elaborada por los obispos cubanos con motivo de la celebración de la Navidad, la jerarquía católica de la Isla ha querido insistir en dos mensajes claros: la idea de que el futuro del país pasa por la reconciliación de los cubanos del interior y el exterior y también su oposición frontal al embargo estadounidense, cuyo impacto en la sociedad cubana ha calificado este año de amenaza para el futuro de los ciudadanos. Hace ya muchos años que, escaramuzas aparte, el obispado abandonó la política de confrontación con La Habana, siguiendo unas directrices que llegan de Roma y que abogan, igual que los nuevos responsables de la diplomacia española, por la negociación y el diálogo como fórmula para construir el porvenir. Ese es el motivo por el que, con frecuencia, Roma toma distancia de la retórica oficial de Washington que tiene una sola dirección, pero que contrasta de modo casi constante con la verdadera actitud que EEUU parece mantener frenta a la Isla.

En estos días, las paradojas se acentúan y mientras James Cason, el jefe de la Sección de Interereses de EEUU en Cuba, mantiene su particular pulso con La Habana sobre los carteles navideños, las empresas del país norteamericano firman contratos por valor de 125 millones de dólares en la Isla, que cobrarán en efectivo. No sólo eso; pasadas las elecciones presidenciales de EEUU, las medidas adoptadas el pasado verano para endurecer el embargo se empiezan a diluir. De momento, el Departamento del Tesoro ha levantado las restricciones para la edición de libros procedentes de Cuba en el territorio estadounidense. Sin duda, este paso sólo es el primero en la tradicional marcha atrás de Washington que se produce periódicamente cuando, ya recolectados los votos radicales, el inquilino de turno en la Casa Blanca se siente seguro en el Despacho Oval. Más aún, cuando el proyecto del Area de Libre Comercio de las Américas parece frenado y hasta empiezan a surgir alternativas propias, por muy bolivarianas que sean.

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