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La irrupción en escena de Jimmy Carter ha removido la mansa quietud de las aguas habaneras

En 15 días...

El tiempo podría haberse parado en la mayor de las Antillas a la espera de la celebración del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba de no haberse producido la irrupción inesperada del ex presidente estadounidense Jimmy Carter. El tiempo podría haberse parado en la mayor de las Antillas a la espera de la celebración del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba de no haberse producido la irrupción inesperada del ex presidente estadounidense Jimmy Carter. Una figura bien recibida por La Habana que ha copado los medios de información sociales del país, se ha reunido a la vista de todos con opositores, Gobierno y autoridades eclesiásticas y ha mandado al mundo mensajes tan curiosos y singulares como ese de que está en contra del embargo que adjuntó con la petición expresa de su abolición con destino al mismísimo Barack Obama, el actual inquilino de la Casa Blanca que un día ocupara él mismo. Los expertos en la ufología local de esta Isla de los milagros intentan ahora desentrañar el posible significado de las múltiples reuniones mantenidas en tres días por este antiguo cultivador de cacahuetes del sureste norteamericano y sus variados interlocutores. Sin duda, deben existir códigos al respecto que, aparentemente, se han cruzado en las diferentes liturgias que se utilizan en un momento como este, en el que la confusión es la característica dominante.

Por cierto. No conviene perder de vista esta iniciativa recién presentada por el Gobierno cubano que quiere conceder a los nuevos y viejos integrantes del movimiento ‘cuentapropista‘ de concederles un sistema de anticipos financieros que se parece en algo al sistema de descuento de letras de cambio. Un programa financiero que Raúl Castro anuncia como la puerta abierta hacia el crédito para los pequeños empresarios cubanos que vendrán. Sin embargo, la pregunta que sigue sin contestarse es la de dónde podrán adquirir estos emprendedores a precios razonables y dentro de la más estricta legalidad posible, los insumos y materiales que necesitan para fabricar sus producciones. Esa es la verdadera incógnita que sigue sin ser contestada y que condiciona desde la base todo el programa económico reformista que, en apariencia, se quiere llevar a cabo.

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