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Las charlas distendidas en el Parque Central

En 15 días...

Algunos de los más deslenguados componentes de esa peculiar fauna habanera que se reúne en el Parque Central para hablar, cuando dejan de comentar las últimas novedades relacionadas con el juego de la pelota, elucubran alrededor de la sorprendente historia del cable de telecomunicaciones que unirá Cuba con Venezuela y traerá la bendición de la banda ancha a quienes en la Isla consigan el permiso correspondiente y tengan dinero para abonar la factura. Algunos de los más deslenguados componentes de esa peculiar fauna habanera que se reúne en el Parque Central para hablar, cuando dejan de comentar las últimas novedades relacionadas con el juego de la pelota, elucubran alrededor de la sorprendente historia del cable de telecomunicaciones que unirá Cuba con Venezuela y traerá la bendición de la banda ancha a quienes en la Isla consigan el permiso correspondiente y tengan dinero para abonar la factura. En esto del dinero, se producen las primeras discrepancias y hay quien apuesta, aunque esté tan prohibido como jugarse el dinero a los resultados de su deporte favorito, contra la certeza que otros exhiben sobre la falta de fondos de Chávez. Si, apenas, puede sufragar ya las necesidades de su propia población, cómo va a tener efectivo, o crédito, para abonar el ‘tubo del Internet‘ a los currantes de Alcatel Lucent que han tendido el puente tecnológico.

Y en esa discusión se abre la porfía y hay quien, los que presumen de estar muy bien informados, aconsejan rellenar la quiniela de los financiadores según las curiosas pautas de un semiacertijo caribeño que se formula como pregunta lanzada al viento: ¿hay alguna empresa con músculo financiero que opera en Venezuela y tenga dificultades para repatriar sus beneficios? Lo mismo esa es la pista buena porque al final, quien se sitúe en las dos orillas del canuto de banda ancha se podrá hacer con el negocio. Por supuesto, esta opinión no es unánime. Entre los discrepantes hay quien señala al afloramiento de unos fondos de los que el Gobierno cubano parece disponer de repente. Ni se sabe cuánto, ni se sabe cómo, pero se sabe, aseguran, que La Habana está cancelando algunas deudas con proveedores y gracias a eso ha conseguido dulcificar un poco su relación con ciertos socios internacionales. Pero importa más el culebrón de la telefonía y la charla de los especialistas en pelota vuelve a sus origen, cuando otro tertuliano señala que Ramiro Valdés en este partido se ha tragado una bola curva que alguien le ha lanzado desde las inmediaciones de Gaviota y por eso se ha dejado arrebatar ‘sus derechos‘ sobre el 27% que los italianos tenían en Etecsa. En definitiva, lo que queda claro es que en La Habana , incluso cuando el invierno es tan duro como el actual, hay mucha gente en las calles dispuesta a hablar de béisbol.

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