Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Los viajeros que llegan a Cuba después de un tiempo sin ir a la isla encuentran la situacion “menos mala”

En 15 días...

El Festival Internacional del Habano, celebrado en la Isla desde el 27 de febrero al 2 de marzo, ha servido, como es ya costumbre desde hace 14 años, para consolidar el papel preeminente de Cuba en el mundo de los cigarros de máxima calidad y para atraer a un buen número de visitantes no habituales a la capital cubana. El Festival Internacional del Habano, celebrado en la Isla desde el 27 de febrero al 2 de marzo, ha servido, como es ya costumbre desde hace 14 años, para consolidar el papel preeminente de Cuba en el mundo de los cigarros de máxima calidad y para atraer a un buen número de visitantes no habituales a la capital cubana. Muchos de ellos, que sólo viajan una vez al año a la mayor de las Antillas, han coincidido al contar sus impresiones sobre lo que veían y aseguraban al encontrarse con conocidos e intercambiar experiencias que las cosas “estaban menos mal” de lo que estuvieron. No se trata, desde luego, de que sea perceptible una mejoría notable de la situación, más bien sería que puede apreciarse una cierta sensación de alivio en el tejido social más castigado sin que eso suponga, ni de lejos, que la coyuntura haya mejorado lo suficiente para presuponer que se haya empezado a caminar hacia un cambio de tendencia que apunte hacia la posibilidad de un futuro más próspero.

Precisamente esa es una de las características que habría que señalar hoy como parte del momento en que parece encontrarse la evolución económica de la Isla. De repente, y sin que nadie explique los motivos, empieza a haber una mayor oferta de productos, tanto en los circuitos oficiales como en los que no lo son. Y también prolifera el dinero. O mejor dicho, los pesos convertible, o Cucs. Esa suerte de billetes del Monopoly sobre cuyo respaldo y emisión nada se sabe con demasiada certeza.

Estas impresiones son más palpables cuando se sale de la capital cubana. En provincias, y más en las grandes ciudades, se nota una pérdida discreta de preeminencia de lo que supone La Habana y su vieja correa de trasmisión: El Partido Comunista de Cuba. Allí, los “poderes populares” asumen ahora la gestión del día a día con una mayor eficacia de lo que era habitual en el pasado. Hasta aquí, la evidencia. Y, de ahí en adelante, la esperanza de que se defina, por fin, el nuevo modelo económico de Cuba.

Más información

Scroll al inicio