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Mientras la dirigencia cubana gana tiempo la situación económica empeora

En 15 días...

La apariencia inalterable de la imagen pública que ofrecen al mundo los veteranos dirigentes de Cuba desprende en los últimos tiempos algunos reflejos de irrealidad. Quizá suceda algo en la trastienda que se oculta tras esa fachada monolítica. La apariencia inalterable de la imagen pública que ofrecen al mundo los veteranos dirigentes de Cuba desprende en los últimos tiempos algunos reflejos de irrealidad. Quizá suceda algo en la trastienda que se oculta tras esa fachada monolítica. Si no fuera así, resultaría complicado comprender que la movilización de unas pocas decenas de ‘Damas de Blanco‘, con todo nuestro respeto para estas luchadoras que exigen la libertad de los presos de conciencia, haya provocado tal cantidad de adhesiones internacionales. Tampoco la destitución en menos de un mes de dos históricos dirigentes y los rumores que todavía apuntan hacia un tercero quien, aparentemente, habría conseguido sortear la supuesta presión a la que se le somete en otra de las variadas intrigas palaciegas de las que habla ‘Radio Bemba‘. Pero, cuidado con despreciar sin más la rumorología callejera de La Habana. Es cierto que a través de las ondas de esta particular emisora circulan muchas informaciones que jamás se concretan en nada tangible y, sin embargo, algunas sí que se confirman aunque haya que esperar unos cuantos meses para que suceda.

Pero, mientras la dirigencia cubana gana tiempo, la situación económica empeora y la sociedad isleña se deteriora también al ritmo de un inexistente mercado laboral que ya complicaba mucho la existencia de la mayoría cuando los vientos globales de crisis no habían empezado a soplar en el resto del mundo. La ‘resolvedera‘, esa extraña manera de vivir que sólo allí se practica, es una vez más el único camino, pero también se complica porque los mercados están peor abastecidos que en otros tiempos, incluso aquellos que, a pesar de estar fuera de la órbita de esos salarios oficiales que se pagan en pesos cubanos, solían tener clientela autóctona que manejaba divisas y podía adquirir unos productos que parecían estar fuera de sus posibilidades. Ese era entonces uno de los grandes misterios del día a día cubano y ahora es más bien uno de los milagros que ocurren de vez en cuando, sin que se les encuentre una explicación convincente que, además, sea racional.

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