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Ricardo ALARCON Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba

Con permiso... Tres preguntas

En declaraciones a Prensa Latina, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, Ricardo Alarcón, asegura que el sistema de protección y cobertura social vigente en la mayor de las Antillas prueba su eficacia en momentos como el actual, en el que la crisis económica está despojando de sus apoyos a muchos trabajadores en el mundo. En declaraciones a Prensa Latina, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, Ricardo Alarcón, asegura que el sistema de protección y cobertura social vigente en la mayor de las Antillas prueba su eficacia en momentos como el actual, en el que la crisis económica está despojando de sus apoyos a muchos trabajadores en el mundo. Alarcón destaca también que la Ley de Seguridad Social que acaba de aprobarse en la Isla, en la que se ha ampliado la edad prevista para la jubilación, fue modificada en un proceso absolutamente democrático en el que participaron los ciudadanos que discutieron el primer anteproyecto en todo el país. Texto que fue enmendado y corregido como resultado de estos debates.

-¿Cuál es su opinión sobre la vigencia y efectividad del actual sistema de cobertura social de Cuba?

-El Estado cubano garantiza desde hace años la coberturas sociales de todos los ciudadanos de la mayor de las Antillas. La Seguridad Social es un derecho histórico de los ciudadanos que se mantiene también ahora. En la coyuntura actual de crisis económica y financiera que afecta a todos los países del mundo y que ha provocado ya que millones de personas, obreros y gente humilde sobre todo pierdan sus empleos, sus pensiones y, en general, la mayor parte de las ayudas públicas que constituyen su soporte social y económico. Personas que, en una increíble paradoja, se ven obligadas en estos días por sus gobiernos a salvar a los bancos y a las corporaciones que los explotan. De hecho, se utiliza el dinero de los impuestos en planes de rescate que benefician a entidades que han puesto en peligro los derechos de muchos ciudadanos. Yo diría que en estos y otros detalles importantes para las clases populares y más necesitadas de protección radica la diferencia fundamental entre la efectividad de nuestro sistema social y los que están vigentes en otros lugares del planeta.

-¿Considera que la Ley de Seguridad Social recién aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular tiene un respaldo amplio entre los ciudadanos de Cuba?

-La nueva Ley de Seguridad Social que acaba de aprobar nuestro Parlamento contempla los derechos que tienen que tener los habitantes de la Isla, mientras que quienes viven en algunos países de Latinoamérica y muchas otras regiones del planeta carecen de ellos. Principalmente de los referidos al acceso a la salud y a la educación y creo que es necesario recalcar que la Ley incluye las modificaciones realizadas al anteproyecto original que son resultado de su discusión colectiva por millones de cubanos. Un proceso que es realmente democrático y participativo en el que han salido a relucir otros temas de interés, como son las condiciones de trabajo, la disciplina laboral o la situación del transporte y de la vivienda. Y, este proceso, esta consulta popular se produjo en una situación tan especial como difícil, en medio del azote de dos devastadores huracanes que condicionaron la vida cotidiana. A pesar de ello y mientras esto ocurría se realizaba una consulta para perfeccionar el sistema de seguridad social.

-¿Hasta qué punto considera que está condicionada la sociedad de la Isla por la influencia de los programas de política exterior de EEUU?

-La Administración de EEUU promueve desde hace años la ilegalidad y la indisciplina social en Cuba, mediante la Ley Helms Burton, una norma aprobada con la única intención de complicar la vida de los ciudadanos de la Isla. Nuestra nación es la única del mundo en la que el país más poderoso del planeta se empeña en fomentar la disolución, los vicios y las desobediencias sociales. El socialismo no puede convivir con esas inmoralidades. Y aunque no sean comparables en su magnitud a las predominantes en el mundo, tenemos que erradicarlas, porque en ello nos va la continuidad de un proyecto que se remonta a los orígenes de la nación cubana. En este sentido, el trabajo que realizan la Fiscalía y los Tribunales Populares es vital para Cuba. De hecho, ambas entidades son sagradas para la Revolución, para la lucha diaria por su defensa e integridad y para cumplir la legalidad socialista. Yo opino que el país necesita desarrollar la cultura política y jurídica, y el apego a la legalidad y al orden como parte de la batalla de las ideas.

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