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Rodrigo MALMIERCA Embajador de Cuba ante la Organización de Naciones Unidas

Con permiso... Tres preguntas

En declaraciones a la agencia Prensa Latina, el embajador de Cuba ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Rodrigo Malmierca, asegura que su país está preocupado por el aumento de la injerencia del Consejo de Seguridad en asuntos que deberían corresponder a la Asamblea General. Malmierca considera que uno de los ejemplos más claro de esta tendencia, que debería evitarse, se produce en el marco de la financiación y la adquisición de suministros para las Operaciones de Mantenimiento de la Paz, que abordó el Consejo antes de que pudiera pronunciarse el comité específico de esta materia. En declaraciones a la agencia Prensa Latina, el embajador de Cuba ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Rodrigo Malmierca, asegura que su país está preocupado por el aumento de la injerencia del Consejo de Seguridad en asuntos que deberían corresponder a la Asamblea General. Malmierca considera que uno de los ejemplos más claro de esta tendencia, que debería evitarse, se produce en el marco de la financiación y la adquisición de suministros para las Operaciones de Mantenimiento de la Paz, que abordó el Consejo antes de que pudiera pronunciarse el comité específico de esta materia.

-¿Qué opina Cuba de las últimas actuaciones del Consejo de Seguridad de la ONU?

-Existe una tendencia creciente en la ONU a permitir que el Consejo de Seguridad invada la discusión y la resolución de temas que corresponden, en realidad, a la Asamblea General de la organización. Hay algunos ejemplos claros como la financiación y las adquisiciones de los suministros para las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP) que fueron abordados por el Consejo en su reunión política celebrada el 22 de febrero. En ese encuentro, los representantes del Movimiento de Países No Alineados y del Grupo de los 77 expresaron su oposición a esa práctica que tomó énfasis durante la presidencia de EE UU de ese órgano de la ONU. Pensamos que el Consejo de Seguridad no debe entorpecer el papel que le corresponde a la Asamblea General en esa esfera, porque ese órgano no tiene mandato, ni capacidad para atender debidamente esas cuestiones. Las OPM ya disponen de un Comité Especial y constituyen una parte importante de la actuación práctica y la imagen pública de la Asamblea General. Los problemas en esa esfera afectan directamente a la propia credibilidad de la ONU.

-¿Cuál es la posición que defiende la Isla sobre el desarrollo de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz?

-Sobre todo, Cuba quiere reiterar ante la Asamblea que las OPM deben respetar, como sucedía antes, estrictamente los propósitos y principios de la Carta de la ONU, en particular todos aquellos que se refieren al respeto de la soberanía, de la integridad territorial y de la independencia política de los Estados. Y también, por supuesto, la no intervención total de los representantes de la organización en los asuntos internos de la naciones en las que se haya realizado una de estas intervenciones. Estas operaciones no pueden ser, en ningún caso, un sustituto de la atención y solución a las causas profundas de los conflictos, sino una medida temporal para crear el marco de seguridad necesario para aplicar estrategias a largo plazo. Pienso que el informe sobre este asunto que ha presentado al Comité el secretario general de la ONU no fija con claridad estas prioridades y nos ha causado cierta inquietud ante el uso de unas terminologías que no están claramente definidas y pueden servir para esconder quizá algunas intenciones que no responden al espirítu original.

-¿A qué se refiere cuando señala que el informe del secretario general utiliza terminologías poco definidas?

-Nosotros consideramos como terminologías poco definidas, por ejemplo, que se empleen indistintamente los términos de Operaciones de Mantenimiento de la Paz y de operaciones de paz, a pesar de que este último no está debidamente definido. Hay además otros asuntos que nos preocupan como el hecho de que no se haya respetado el principio de distribución geográfica equitativa a la hora de contratar el personal para esas operaciones. Una circunstancia que afecta tanto a los operarios que se mantienen en la sede como a los que están sobre el terreno. Y, además, existe también en este momento una clara y evidente desproporción en la ocupación de los altos puestos de esas operaciones. Por supuesto, a Cuba también le preocupa la ausencia de un mecanismo que pudieramos considerar eficiente para asegurar el seguimiento de las operaciones y a la vez poder realizar de forma periódica la aplicación de las recomendaciones que aprueba cada año el Comité Especial para las OMP, asegurándose de que las intenciones de los Estados miembros se cumplan.

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