En Cuba, celebrar los 15 años a las muchachas es una de las costumbres más arraigadas, que si bien comenzó hace bastantes años como un evento social para presentar sociedad a las niñas de las familias más adineradas, con el tiempo fue calando en todos los estratos sociales hasta el presente, cuando ninguna niña pasa de esa edad si su fiesta. En Cuba, celebrar los 15 años a las muchachas es una de las costumbres más arraigadas, que si bien comenzó hace bastantes años como un evento social para presentar sociedad a las niñas de las familias más adineradas, con el tiempo fue calando en todos los estratos sociales hasta el presente, cuando ninguna niña pasa de esa edad si su fiesta.
Pero hay distintas maneras de recordar esa “edad primaveral” según el tamaño del bolsillo de cada quien, y si algunas no pasan de comprar un “cake” y sacar un álbum de fotos para la posteridad, bien caro por cierto, otras llegan hasta tirar la casa por la ventana alquilando todo el aforo de una discoteca “guay” o costeando varias habitaciones un fin de semana completo en un hotel cinco estrellas.
Y así, muchas familias se dan la puñalada ahorrando media vida “porque la niña no se puede quedar sin su fiestecita” y ante un mercado que resulta inagotable, al calor de las reformas actuales, e incluso muchos antes, no podía faltar un negocio bien lucrativo.
De ello viven estudios fotográficos, casas de alquiler de vestuario, elaboradores de bufetes, peluqueros y hasta coreógrafos, sin faltar quienes con verdadero espíritu emprendedor ofrecen el servicio completo con tarifas que, como los 15, no se olvidan el resto de la vida.



