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La Bienal acoge la más amplia muestra de artistas cubanos jamás montada en La Habana

Radio Bemba

Durante estas semanas, el abigarrado mundo de las artes plásticas contemporáneas en Cuba está por todas partes. En especial en la “Zona Franca”, pero también en otras zonas como en el extremo oeste de la ciudad, donde la barriada de Romerillo se ha sacudido su fama de marginalidad gracias a un proyecto cultural que apuesta por el arte como eficaz vehículo de impacto social. Durante estas semanas, el abigarrado mundo de las artes plásticas contemporáneas en Cuba está por todas partes. En especial en la “Zona Franca”, pero también en otras zonas como en el extremo oeste de la ciudad, donde la barriada de Romerillo se ha sacudido su fama de marginalidad gracias a un proyecto cultural que apuesta por el arte como eficaz vehículo de impacto social.

Allí, el artista Alexis Leyva (Kcho) ha aprovechado la Bienal para abrir quizás el primer museo orgánico de Cuba al sacar el arte a las calles y fundirlo en la cotidianeidad; algo que, en este caso, llama especialmente la atención porque la gran escala a la que se ha realizado al cubrir todo el barrio de Romerillo. Así, paredes de casas, paradas de ómnibus, paseos, parques y otros espacios abiertos exhiben intervenciones de artistas cubanos, como Ernesto Rancaño; mientras que un supermercado cercano ha sido adornado con originales de figuras legendarias del arte cubano como Mariano Rodríguez, Raúl Martínez o Servando Cabrera, traídas por Kcho desde su natal Isla de la Juventud.

La idea, explica el propio Kcho, consiste en mostrar al arte como un artículo de primera necesidad, «sin el cual es imposible vivir y al que todos debemos contribuir».

En este mismo barrio, otras obras despiertan sorpresa cuando menos, a juzgar por la cara que ponen quienes se detienen delante de las cabezas de cerámica o las familias de maniquíes que son exhibidas en las calles, o de un aro de baloncesto móvil, instalado sobre un «almendrón», que es como se conoce a los vehículos fabricados antes de 1960, año en el que entró en vigor el embargo aplicado por Estados Unidos. Una obra esta última que pretende ser un símbolo de la lucha cotidiana.

En cualquier caso, varios vecinos coincidieron en que “Romerillo luce mejor”, mientras que Carlos, un «bukenke” que vocea destinos y llena almendrones por una comisión, confiesa que «hay cosas ahí que no entiendo, pero mejoran al barrio».

Otra obra que está llamando también la atención de los cubanos es la que se puede encontrar al fondo del Centro Wifredo Lam de Arte Contemporáneo, donde muchos se detienen y se preguntan si “eso” es una casa o una escultura y si aguantará el pasó de un ciclón. Porque al cubano Carlos Ariel Luaces (Candelario) se le ocurrió erigir su obra “E14LAM”, apostando a esta ambigüedad para generar un deseo de ver la obra, tocarla e incluso habitarla.

Candelario se inspiró en los apartamentos prefabricados que proliferaron en Cuba hace 40 años, movido por el criterio de que el arte debería ser tan necesario a la gente como una vivienda. Tanto es así que permanecerá en el Centro Lam durante un año y en su planta baja vivirá una artista que realizará allí sus performances, para así mantener vivo al E14LAM, y posteriormente saldrá del corazón de La Habana Vieja para levantarla en el periférico barrio de San Agustín, donde será habitada.

Así que hay de sobra para disfrutar el arte, discutir sobre si es o no, o por lo menos asombrarse y hasta quedarse boquiabierto al ver al mismísimo Barack Obama, o más bien a un doble, pasear por el casco histórico, hablar inglés y fotografiarse con cubanos y extranjeros en unas especie de performance del cubano René Francisco Rodríguez, quien aseguró que influido por las noticias del acercamiento entre Estados Unidos y Cuba había soñado una noche que Obama visitaba la isla, por lo que al amanecer decidió convertir su sueño en una acción artística.

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